Cuando se habla de percepción algunas personas podrían hacerse la idea de que solamente tiene aplicación en los temas políticos, pero como se trata de una función psíquica que permite al organismo, a través de los sentidos recibir, elaborar e interpretar las informaciones provenientes de su entorno, tiene aplicación en todo lo que tenga que ver con los seres humanos y lo que ocurre a su alrededor, como por ejemplo el tema religioso. El de las iglesias.
Un tema delicado sobre todo para los que profesamos el catolicismo, no por haber sido bautizados y por influencias paternales, sino porque adquirida la madurez reafirmamos nuestra fe a través de la iglesia en que nos iniciamos con actitud de obediencia. Por tal razón, lo que expongo no es sino una forma de buscar explicación a la percepción que tiene mucha gente preocupada por lo que ocurre, especialmente los que por muchos años han convivido en los mismos lugares y asistido a la mismas parroquias. Las cosas han ido cambiando. Ya no es lo mismo dentro de las parroquias ni dentro de las familias. Muchos han escogido otras formas de pensamiento religioso o confesión; creyendo en el mismo Dios, en su mismo hijo Jesús, en los mismos principios aunque con ligeras interpretaciones bíblicas, pero que no cambian la esencia doctrinaria.
Al parecer hay algo que hacer o mejorar. Algo que pueda crear la percepción de que no hay que mudarse de templo o iglesia para encontrar al Señor y evitar lo que algunos llaman: éxodo silente.
Algunos dirían que lo importante es ser cristianos sin importar dónde lo practiquen, pero con humildad entiendo que lo que hizo el Papa Benedicto XVI no fue otra cosa que llamar a nuestros guías espirituales y a la iglesia en su conjunto a reflexionar acerca de las posibles causas que motivan dudas, preocupaciones, y a esas personas insatisfechas que se mudan de templo o iglesia, creyendo en los mismos principios y en el mismo Dios.
Claro está que la fe no se fundamenta en sentimientos, pero es una realidad que las personas tienen afectos y sentimientos y les gusta que le presten atención. Decía Jesús en Juan 10,14 Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen. Habla de CONOCER, o sea, de estar al tanto de todo.
Habría que ver si es que las ovejas han cambiado o los pastores ya no conocen las ovejas, producto de las múltiples funciones que realizan, casi todas agotadoras, pudiendo algunos solo celebrar los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía, o probablemente ocupados en funciones para las cuales no fueron preparados, provocando talvez actitudes que muchos no entienden y se desalientan.
Pero seguro estoy de que la acción del Papa Benedicto XVI hará cambiar la percepción de católicos, creyentes y críticos. Seguro estoy, de que en esta Semana Mayor Dios iluminará a toda nuestra Santa Iglesia, a los pastores, y en especial al Papa Francisco. ¡Aleluya!