Aunque los robos, los atracos y los asesinatos están, lamentablemente, cada vez más omnipresentes en la sociedad dominicana, este fin de semana acaecieron algunos hechos que deben movernos a preocupación.
El asalto a dos mujeres y un par de niñas cuando se desmontaban del vehículo en que se trasladaban, en el Ensanche Piantini de esta Capital, conmocionó a tal punto que se convirtió en viral en medios digitales y en las redes sociales.
Esto sucedió en una zona más o menos exclusiva de la Capital dominicana, lo que demuestra que cada vez más se diluye la línea entre zonas seguras e inseguras en República Dominicana.
Y es que antes había lugares específicos donde las posibilidades de ser víctima de la inseguridad ciudadana eran mucho mayores. Hoy, en ningún lugar se está ya seguro.
De igual manera, este hecho tuvo como víctimas a personas de clase media. Sin embargo, una se pregunta, ¿Qué no pasa frecuentemente con los hijos de Machepa en esas tierras de nadie que son hoy los barrios dominicanos?
Justamente ayer la Policía daba cuenta de que esta semana relanzaría el patrullaje preventivo, por lo que dispondría la presencia de más oficiales en las calles. A Einstein, el científico más conocido del siglo XX, se le atribuye una frase en la que se define la locura como un estado en el que siempre se hace lo mismo esperando resultados distintos.
La historia, incluyendo la contemporánea, ha demostrado que la militarización no es la solución al grave problema de la inseguridad ciudadana. ¡Todo lo contrario! muchas veces los mismos oficiales son parte del problema y no de la solución.
No se debe generalizar. A lo interno del cuerpo policial habrá oficiales decentes. Pero al respecto, la fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reinoso, ha compartido cifras que indican que en el 90% de los casos de crimen organizado registrados en el país hay militares y policías involucrados.
Hasta ahora las autoridades policiales y del Gobierno central se han empeñado en señalar que los índices de delincuencia no se corresponden con las denuncias ciudadanas y que todo se trata de una percepción.
Percepción o no, cada vez son más y más preocupantes los casos, los hechos, los detalles que contribuyen a que los dominicanos andemos en las calles con miedo por nuestras vidas y por las de nuestros seres queridos.
Ojalá y ya el Gobierno deje de buscar en la sábana la fiebre de la inseguridad ciudadana. Los dominicanos tenemos derecho a circular por las calles sin sentir miedo y sin amenaza real a nuestras vidas. Y esta es una deuda pendiente de las autoridades electas, reelectas e impuestas. ¿Cuándo nos pagarán?