La perseverancia, Inglaterra, “La teoría del todo” y la ELA

La perseverancia, Inglaterra, “La teoría del todo” y la ELA

Esta noche es el festejo de los Oscares, en donde Hollywood viste sus mejores galas para premiar a actores y productores. Me declaro ser un amante del séptimo arte muy selectivo, no voy al cine porque sí, cuando lo hago es a ver una recomendada o alguna en especial de mi interés. Por conclusión lógica no soy, ni mucho menos pretendo ser experto en esas lides artísticas. Los que sí tengo son un cerebro, muy buen gusto y mi libre albedrío. Esto me permite disfrutar de películas como “La teoría del todo”, que de seguro recibirá esta noche alguno de los premios, pues está nominada a cinco premios Oscar, incluyendo mejor película y ya ha ganado el Premio del Sindicato de Actores y el Globo de Oro en la misma categoría. El joven actor inglés, casi desconocido, Eddie Redmayne, actúa con gran habilidad en este impresionante filme, donde se escenifica la vida del profesor inglés Sthephen Hawkings, cosmólogo de Cambridge, físico teórico, escritor de éxito y polemista agudo, postrado por una enfermedad neurológica, la ELA.

La película se desarrolla en Cambridge y produjo en mí un doble impacto, primero recordar con melancolía mis años de entrenamiento en Inglaterra, pues es Cambridge una de mis ciudades favoritas y segundo valorar médicamente la condición clínica del prominente científico, que padece una enfermedad neurológica degenerativa y yo soy neurólogo. Debo aclarar una confusión sobre su enfermedad, Hawkings padece de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), que no es Esclerosis Múltiple como algunos han creído. La ELA, es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso de tipo neuromuscular, lo de lateral es porque afecta atrofiando en primacía los cordones laterales de la médula espinal. Las neuronas que ejercen función motora progresivamente van muriendo produciendo una parálisis muscular progresiva.

Son muy grandes los aportes de este insigne inglés, para comprender los orígenes de nuestro universo con sus polémicas teorías sobre los agujeros negros, el tiempo, etc., el limitado espacio de este “conversatorio” dominical, no nos permite más que estas pinceladas. Deseo compartir con ustedes mi nostalgia durante ese “paseo” cinematográfico por Cambridge: volví a montar en bicicleta por sus calles empedradas, volví a pasear por sus canales en bote (poiting). Recordé las regatas universitarias, las famosas competencias en botes de remos entre las dos universidades más importantes de Inglaterra, la de Oxford y Cambridge, se disputan la cantidad de Premios Nobel, estas tienen un antagonismo iniciado en el 1209. Volví a comprar libros en University Press Bookshop, la librería más antigua de Inglaterra, data desde el 1581. Volví a Chelsea buns, a comprar pan y las famosas galleticas inglesas Fitzbillies, volví a tomar el té Earl Grey en el café Rouge. Volví con mi cámara a fotografiar la capilla del King¨ College y los hermosos jardines del Botanic Garden. Volví a la casa de mi profesor George DuBoulay, un hermoso cottage del siglo XIX en Cambridgeshire, donde junto a su esposa Pam disfruté con ellos de elegantes actividades sociales con señorial hidalguía. Eran un distinguido ejemplo de la refinada “aristocracia” inglesa (era médico de la reina). Volví a tomar cervezas (Lager) en el pub “The blue lion” de Main street. En fin, que fue muy agradable –volver- a vivir momentos de mucha gratificación de años pasados.

A mi humilde entender lo que más importa de esta cinta fue el lograr representar con gran histrionismo la ciclópea capacidad, el estoicismo y la perseverancia de este hombre que aún muy enfermo ha seguido aportando a la humanidad sus conocimientos, teniendo una vida más que meritoria. Él representa lo que es la perseverancia: el esfuerzo continuo necesario para conseguir aquellas metas y objetivos que nos propongamos y la habilidad de buscar soluciones y superar los obstáculos que nos encontraremos en el camino. La perseverancia, además de ser un valor humano fundamental, es imprescindible adquirirlo en las edades tempranas. Esta virtud es la que determina la diferencia entre el éxito y el fracaso. Esta película la recomendamos; a mí me resultó gratísima, pues se complementaron mis pensamientos con nostalgias inglesas. ¡Qué maravilla, recordar es vivir!

 

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