La no-pertinencia de la teoría económica

La no-pertinencia de la teoría económica

He tenido problemas al escoger el título de este artículo que hago para divulgar la pertinencia de las teorías económicas representadas por el otorgamiento por el Banco Central de Suecia del más joven de los Premios Nobel: Economía.

La dificultad fue que si trato de hablar de la pertinencia, el negativo sería impertinencia, lo que significaría lo incómodo, inapropiado e inutilidad, por lo que recurro a la fórmula alterna de la negación directa.

Se da el caso de que la dotación del premio del 2013 se ha querido señalar a los cultores de las disciplinas económicas relevantes para el momento que vivimos: la crisis más profunda y global desde la Gran Depresión de 1929.

Por este propósito, se anunció a Eugene Fama y Lars Peter Hansen, ambos de la Universidad de Chicago, y Robert J. Shiller, de Yale, por sus aportes al desarrollo de la teoría de los mercados financieros desde perspectivas contrarias.

El debate se centra entre Fama, proponente de la teoría de los “mercados financieros eficientes” en los años sesenta, sustento de la desregulación del sistema bancario en Estados Unidos y provocador de la burbuja de las “sub-primes”, de cuya crisis en 2007 todavía sufrimos los embates, y Shiller, que en una fusión de economía y psicología, estudia los efectos irracionales de las expectativas de los inversores, es decir, de los mercados, como para sostener que no son estables.

Shiller estudió las excepciones dónde no se cumple el dogma de la eficiencia de Fama. Mientras tanto, Hansen es un macro-economista econometrista que ha desarrollado la metodología estadística de cómo se fijan los precios de los activos financieros.

La coincidencia de Shiller y Fama en el mismo premio llevó a desempolvar el dicho de que la economía es la única disciplina en el que dos personas pueden ganar un Nobel por decir cosas opuestas, ya que entre Hayek, Friedman, Hicks y Samuelson encontramos el espectro ideológico y teórico de los economistas, por lo que se alternaban. Este 2013 pasará a la historia porque se le entregó a dos contradictores en el mismo año. En consecuencia, parece que lo que se premia es un área de investigación, no las teorías controversiales que sustenten los premiados.

En consecuencia, resulta apropiado recordar que el tercer invitado, Hansen, señaló que “para valorar activos financieros no hace falta tener un modelo completo de la economía, una técnica muy influyente en años posteriores”, por lo que aportó una técnica de aplicación universal y con utilidad en el contraste de modelos de valoración de activos, así como en el análisis de modelos macro-económicos o en el estudio del poder de mercado en sectores económicos. El método de Hansen conecta la teoría económica con la evidencia empírica. Una línea señalada con el premio Nobel del 2012 con la designación de Alvin Roth y Lloyd Shapley (de quienes hablé el año pasado).

Los jueces de la Academia Sueca de Ciencias parecen que al final, consideran que hay cierta pertinencia entre las contradicciones de los economistas. En esta ocasión, la contienda sigue entre los economistas de agua dulce (los de Chicago) y los de agua salada (los de la Costa Este) por la supremacía intelectual.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas