La perturbación

La perturbación

Indiscutiblemente, las causas de las enfermedades o desequilibrios mentales en una persona no responden a una experiencia sola, sino a una confluencia de diversos factores que la condicionan y al mismo tiempo le impide reaccionar de forma normal frente a los estímulos del exterior. De todas formas, existe uno de esos factores que resalta por sobre el resto, el mismo se conoce como causa determinante, y cuando ésta provoca una alteración de la tranquilidad, de la paz, del orden o del desarrollo normal de algo, es que nos encontramos con una perturbación.

Es por esto que la perturbación emocional es considerada como un estado en la vida de un individuo en el que siente aberración por sí mismo y por su entorno. Dicha afección puede detectarse al analizar el comportamiento de la persona, si realiza acciones que le perjudican o amenazan a los que le rodean. Una persona perturbada, entonces, es aquella que tiene alterado su raciocinio, está impactada o que atraviesa un mal momento emocional. La perturbación hace hincapié en una cierta inestabilidad del estado que se considera como óptimo o normal. Por lo general, la perturbación se produce ante alguna situación traumática.

Hay estudios que indican que, de forma eventual, las emociones pueden deteriorar la salud y generar, incluso, malestares físicos como asma bronquial, resfriados, obesidad, úlcera gástrica, artritis reumatoide, dermatitis e hipertensión arterial, que en realidad podrían tratarse de una manifestación a conflictos emotivos no resueltos. Afecciones respiratorias, gástricas, dermatológicas o cardiacas, pueden ser también algunas de las secuelas de un desequilibrio emocional, padecimientos que se conocen como psicosomáticos.

En lo que respecta a los factores desencadenantes, entendemos que en estos trastornos, que implican una acción de la psique sobre el cuerpo, las emociones, los acontecimientos estresantes, la depresión, angustia o sentimientos nocivos impactan directamente en la salud y la conducta. Por lo que es sumamente importante atender de manera terapéutica estos malestares de origen psicosomático, ya que frecuentemente conllevan a una sucesión de padecimientos que se convierten en un círculo vicioso; es decir, mientras persista el problema emocional continuará la dolencia física y, al estar enfermo, recae el estado de ánimo del paciente.

Cuando se ha tenido una infancia con claras insuficiencias afectivas, problemas adaptativos o experiencias traumáticas con el entorno, dichas necesidades no atendidas se verán reflejadas en una conducta anormal a causa de la incapacidad psíquica de controlar la angustia.

Es trascendental que aprendamos a conocernos, y sobre todo que seamos capaces de ser realistas y reconocer que si tenemos perturbaciones que estén afectando nuestro correcto desenvolvimiento en las tareas del diario vivir, debemos acudir de inmediato a buscar ayuda profesional, donde luego de recoger todo el historial clínico y hacer los estudios médicos que descarten si el daño es de origen orgánico, se aplicarán las baterías de test psicométricos correspondientes y se decidirá la necesidades de terapia psicológica individual, de pareja o familiar, dependiendo del caso particular de la persona.

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