La piedrita en el zapato del próximo gobierno

La piedrita en el zapato del próximo gobierno

La República Dominicana atraviesa por una importante crisis económica y financiera que estalló en el 2003, resultante de una fuerte reducción en la demanda de moneda nacional ocurrida en el 2002, acentuada por la caída de Baninter el año pasado y por el posterior colapso de dos bancos de menor tamaño, el Bancrédito y el Mercantil.

Las pérdidas ocasionadas por estos bancos a la economía nacional, se estiman en un 20.3% del Producto Interno Bruto (PIB), (Baninter 14.5%, Bancrédito 4.6% y Mercantil 1.2%), situación que ha creado un severo desequilibrio fiscal y una aguda falta de confianza sobre el presente y futuro de la economía nacional, según las informaciones vertidas en un informe de José Manuel López Valdés, presidente de la Asociación de Bancos Comerciales de la República (ABA).

Mientras tanto, sobre este aspecto, el economista Eduardo Tejera ha sido todavía más explícito, advirtiendo que se debe enfrentar cuanto antes este grave problema, ya que es imposible que la bola de nieve de los Certificados de Participación del Banco Central (CPBC) siga subiendo cada mes en unos RD$4,000 millones, porque el país terminará a la larga como en Argentina.

Para Tejera, estos altos intereses pagados mensualmente con emisiones de dinero inorgánico, sin reducir el monto principal, continúan presionando la devaluación del peso frente al dólar y esto, a su vez, crea una alta inflación que termina eliminado cualquier suma de intereses generados a todos los ahorrantes, como resultado de un efecto neutro o negativo, como se ha visto en los últimos meses.

También, el brillante economista Bernardo Vega advierte sobre la actual crisis bancaria que, en el caso dominicano, su dimensión como proporción del tamaño de la economía nacional es extraordinaria, y esta se debió precisamente a la decisión del Banco Central, de honrar a todos los depositantes sin importar su valor, así como también al hecho de que Baninter poseía una alta proporción de los depósitos totales del país (el 40% de la totalidad de los depósitos del sistema bancario dominicano).

Vega edifica claramente sobre dónde estuvo el error del rescate de Baninter: el valor de los depósitos del 5% de los mayores depositantes de dicho banco suman el 80% del total de sus obligaciones.

Pero ya basta de tragedias, veamos las soluciones:

El informe de López Valdés, titulado en Búsqueda de Soluciones al Déficit Cuasi Fiscal del Banco Central, tiene el objetivo de presentar un mecanismo que permita un ahorro en el gasto del Banco Central derivado del pago de intereses sobre sus certificados en circulación, contribuyendo a la reducción del déficit cuasifiscal que presenta esta institución por sus negativas consecuencias macroeconómicas.

Salvamento a los depositantes

A la caída de Baninter el BC acude en apoyo de todos sus depositantes y de los otros dos bancos que colapsaron, lo que ocasionó que el BC otorgara redescuentos y facilidades de liquidez por aproximadamente RD$100,000 millones en el 2003, lo que duplicó la Base Monetaria en un solo año.

A su vez, el salvamento se refleja en un sustancial incremento de los Certificados en Circulación del Banco Central para captar los recursos emitidos, según López Valdés.

Sugerencias del presidente de la ABA

Por tanto, para la eliminación de este déficit el presidente de la ABA sugiere dos estrategias:

1- Estrategia de corto plazo: esta se basa en la disminución de la tasa de interés que ayudaría en:

La reducción del Déficit cuasifiscal

Corregir la distorsión en el sistema de precios en el mercado del dinero dominicano.

2- Estrategia  a largo plazo: Realizar una reducción escalonada de los certificados en circulación, lo que se lograría con:

– Obtención de recursos internacionales

– Venta de activos del Estado Dominicano

– Recuperación, venta y canje por certificados de los activos de los bancos que colapsaron.

Desmontes programados de los certificados ajustados a la absorción de la economía.

López Valdés sugiere que con un esquema adecuado, tanto por la disminución del costo del encaje como por la prima de riesgo, puede disminuirse la tasa de interés a pagar por el Banco Central de manera importante y por ende, su déficit cuasifiscal.

El representante de los banqueros advierte, además, que el proceso debe manejarse de acuerdo con los mecanismos del mercado y atendiendo a las necesidades coyunturales de liquidez que se le pueda presentar a la banca.

En tanto, Vega presenta cinco soluciones sencillas de cómo salir del déficit cuasi fiscal:

Obtener un préstamo internacional y con esos recursos recoger parte de todos los certificados, con lo cual se pagaría menos intereses, el repago sería a largo plazo. Esto podría hacerse pasando de un acuerdo stand-by a uno de facilidad ampliada con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Buscar una solución con la venta de activos del estado, como la Rosario Dominicano venta de las acciones del Estado en el Banco de Reservas.

Crear un fuerte superávit fiscal, cuyos recursos serían pasados al Banco Central para con ellos recoger certificados de participación. El actual análisis de la reforma fiscal tiene necesariamente que estar basado en un objetivo de un superávit fiscal, si es que ese mecanismo será una de las soluciones al déficit cuasi fiscal.

Reducción de las tasas de interés de los certificados con la esperanza de que, dado el fuerte diferencial con la tasa de interés e el extranjero, la recompra y compra de certificados no se reduzca.

5- Reestructuración, a través de la prolongación, de las fechas de vencimiento de los certificados.

Sin embargo, la propuesta de soluciones a este déficit de Eduardo Tejera, han sido las más complejas, como por ejemplo:

1- Sacar todas las operaciones activas y pasivas, de depósitos y préstamos del Banco Central, para integrarlas en una nueva Corporación de Recuperación y Saneamiento Bancario (CRASB).

2- La CRASB emitiría nuevos Certificados de Saneamiento Bancario (CSB), con la garantía del Banco Central, ya que esta entidad actuaría en forma fiduciaria en nombre del Banco Central y del Estado.

3- Es muy importante determinar la fuente de recursos para pagar las cuotas de capital e intereses de lo que serían los nuevos CSB. Los recursos no deben necesariamente, salvo casos de excepción y como mecanismo de obligatoriedad de segunda instancia, salir del Banco Central para romper el círculo vicioso de la expansión monetaria, sino del Gobierno Central.

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