La piel, espejo del cuerpo

La piel, espejo del cuerpo

La piel, frontera permeable que delimita el mundo interior del exterior, tiene por una lado la función de ser una verdadera coraza protectora y por otro, el principal órgano de comunicación de todos los estímulos recibidos del exterior por más sutiles y delicados que sean.

Es el órgano más grande del cuerpo humano con 2 metros cuadrados de superficie, 4 kilos de peso y 0.2 milímetros de epidermis que nos protege del calor, del frío, del polvo, de miles de bacterias que están al acecho esperando el momento para entrar y de todo tipo de agresiones a las que está sometida diariamente. Es en definitiva, un cerebro a flor de piel.

El espejo del cuerpo

No es fácil mantener la piel sana por que de hecho no resulta fácil saber conservar adecuadamente la salud. La salud de la piel depende del estado de pureza que tenga la sangre y para que ésta se conserve en este estado, es necesario mantener los diferentes órganos sanos y en plena capacidad de funcionamiento. Los signos de la piel son signos evidentes del estado del cuerpo en toda su integridad. Desde el punto de vista de la medicina natural se considera a la piel como un tercer pulmón haciendo esto referencia a la función que realiza de eliminación de sustancias de desecho del metabolismo y a la labor de respiración cutánea, ambas de suma importancia para la salud.

Dada la relación de la piel con todos los órganos internos se sabe que el origen de muchos de sus trastornos se encuentra en alteraciones hormonales, una dieta tóxica, mal combinada o desequilibrada, estreñimiento crónico y focos infecciosos en la boca.

Lo que es fuera es adentro

La piel acumula o mejor dicho, se deposita en ella, toxinas metabólicas, bacterias, y demás sustancias de desecho que deben ser eliminadas. El organismo utiliza la función acumuladora de la piel cuando no puede liberarse del sobrante de sustancias a eliminar. Entre los aforismos del médico más célebre de la antigüedad a quién se apellida aún hoy el padre de la medicina, Hipócrates( 460 a.c.) se encuentra; «..todas las enfermedades se curan por alguna evacuación por la boca o por el ano, por la vejiga o por otro emuntorio. El órgano del sudor es uno de los principales y común a todos los males». Es decir, muchas sustancias de desecho se almacenan y neutralizan en la piel, siendo el olor corporal de muchos individuos una muestra elocuente de ello.

La psicología de la piel

La piel guarda una estrecha relación con el estado mental del individuo. En ella se reflejan con notable elocuencia los sentimientos y emociones como vergüenza o angustia( rubor); miedo( palidez, erección de los pelos por la contracción de sus diminutos músculos cutáneos) y ansiedad( sudación).

Desde la formación del embrión humano se puede apreciar como la piel está íntimamente relacionada con el sistema nervioso, pues de hecho se desarrollan ambos órganos partiendo de la misma capa embriológica. Ya lo dice el refrán; «Tener la sensibilidad a flor de piel».

Dejemos que la ley de curación de Hahnemann (creador de la Homeopatía) se cumpla, la cual afirmaba que la tendencia fundamental del organismo es a desplazar un proceso mórbido de un órgano importante a otro menos esencial para la vida, precisamente esto es lo que sucede cuando se manifiestan alteraciones en la piel, que al ser suprimidas, desplazan la «morbosidad» a otra parte del organismo, en general más grave.

Nutrición e hidratación

Los dos pilares básicos para el cuidado de la piel son una elevada hidratación y una correcta nutrición de substancias grasas. Cumpliéndose estos dos requisitos la piel ejerce correctamente su función principal; la protección.

Las frutas maduras, propias de la estación, las hojas de color verde intenso y las hortalizas de todo tipo deben constituir el papel más importante dentro de la dieta de la piel, pues son el grupo de alimentos que más agua contienen y que aportan también sales minerales, oligoelementos, enzimas, clorofila y vitaminas esenciales para la salud. Desde la dietética naturista se recomiendan un mínimo de dos raciones diarias de fruta y cuatro raciones ( una ración es un plato normal lleno) de hortalizas y verduras al día preferiblemente crudas o cocinadas al vapor para aprovechar mejor todos sus nutrientes.

Los lípidos o grasas tienen una especial función para la piel, pues forman parte del manto hidrolipídico que la cubre para que nos proteja de las agresiones externas. A pesar de la mala reputación de las grasas, sin estas es imposible mantener una piel tersa y brillante. Es por ello que aceites de primera presión en frío de semillas como el sésamo nutren en profundidad y otorgan a la piel un aspecto más vital. Por supuesto el aceite de oliva virgen y todas las grasas que son de forma natural líquidas a temperatura ambiental son las más saludables siempre que las tomemos en crudo, es decir, sin freír o calentar.

Las semillas germinadas poseen toda la fuerza vital y la energía de una futura planta y por lo tanto propiedades regeneradoras de gran potencia y un valor nutritivo excepcional. La alfalfa es una de las más refrescantes rica en vitamina C, hierro, pro-vitamina A y clorofila, pigmento que contienen todas las plantas verdes y que cumple una importante función depurativa y revitalizante. Todas las semillas germinadas se añaden crudas directamente a las ensaladas, también quedan fantásticas en un gazpacho

Muy importante

El tema de la muerte se debe tratar concretamente. Decirles que la muerte es permanente y que causa una gran tristeza a los que nos quedamos vivos. No se debe culpar al niño por la muerte de otros.

No les diga que los niños que los muertos están felices en el cielo con Dios. No es que esto sea mentira sino que los niños no entienden este concepto y pueden desear morir para ir con esa persona.

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