La Pinacoteca del Banco Central y su crecimiento

La Pinacoteca del Banco Central y su crecimiento

La celebración del aniversario del Banco Central en este mes de octubre no solamente conlleva una serie de actos y actividades, sino que es motivo para que se recuerde cómo la primera institución bancaria del país ha ido reuniendo una colección de arte con características propias. Por lo menos, dos impresionantes catálogos, un libro conmemorativo que abarca la arquitectura y, últimamente, un espléndido volumen y joya bibliográfica, entre otras publicaciones, han desplegado su contenido en imágenes y textos.

Pronto, para disfrute de todos, se podrá apreciar ese patrimonio en Internet, con la cuidadosa presentación, selección e información profesional que requiere la Pinacoteca –como mejor se conoce a la colección–. Es una definición ampliada, pues, aparte de una inmensa mayoría de cuadros y algunos murales,  incluye  varias esculturas, aunque la palabra, en su etimología, concierne a una muestra de pinturas.

Ahora bien, hoy en día, la flexibilidad lexical ha sustituido a  la estrechez etimológica, los conceptos artísticos se extienden, y, en la Pinacoteca, la pequeña “minoría” de piezas escultóricas se destaca por su excelencia y calidad estética.

Historia de un compromiso.  El compromiso artístico del más importante organismo bancario de  República Dominicana comenzó poco tiempo después de su creación y  afirmó una preocupación identitaria notable, al dedicar una atención privilegiada a la plástica dominicana: se empezó a comprar arte, e intervino la asesoría de personalidades altamente competentes, como doña María Ugarte. 

La colección, desde sus inicios, se destinó casi exclusivamente al ambiente interno y al personal del banco: las obras adquiridas se colocan en las oficinas, en las salas de reuniones, en las áreas comunes, pues la Pinacoteca no es una galería de arte. Tal como sucede en colecciones similares, las obras, muy protegidas, salen poco de los espacios asignados a su presentación permanente.

Sin embargo, periódicamente, la Pieza del Mes en el vestíbulo de la Torre de Oficinas, exposiciones en el área del Auditorio del Banco, préstamos en ocasión de  grandes eventos culturales, son oportunidades para que el público en general conozca esas pinturas y esculturas. Así, en el mes de octubre, se exhiben unas cabezas del escultor Gaspar Mario Cruz.  

En un texto memorable, el historiador de arte Danilo de los Santos, luego de hacer mención de los tesoros numismáticos del Banco Central y de su extensa documentación económica, valoró un conjunto excepcional: “A tales tesoros se añade el de la colección de artes plásticas: dibujos, esculturas, fotografías y pinturas que, si bien son un patrimonio oculto al espectador colectivo, es un tesoro resguardado en las miradas de quienes internamente realizan su faena en los distintos espacios, en donde cada obra se constituye en una imagen de formas y colores del país. Porque tal colección, en sus distintos niveles de hechura y calidad, representa el quehacer de los artistas dominicanos. Es un tesoro con representaciones de las distintas generaciones que han definido la historia nacional de las artes visuales”.

Si bien es cierto que la colección de arte del Banco Central se amplió durante años sin una orientación definida, cuando nació, una curaduría experta –a la cual nos referimos–, hizo comprar obras magistrales de los artistas más destacados, siendo hoy en día todavía pilares cualitativos de la Pinacoteca y del coleccionismo local. Luego transcurrió un largo período de incertidumbre, y se adquirieron obras muy variadas correspondiendo a opciones personales, y una u otra parte, más heterogénea aun, resultando del embargo de bienes muebles –entre los cuales hay cuadros de asociaciones financieras e instituciones bancarias quebradas–.

Acorde con esa evolución y metas tan positivas, la colección ha introducido recientemente arte contemporáneo, joven, audaz y emergente, aunque la tendencia artística predominante concierne a obras que preserven un cierto ideal de belleza, de armonía en la forma y el color.

Esa valoración tiene una explicación lógica… cuando las personas conviven varias horas diarias con los cuadros, ¡estos no pueden propiciar  incomodidad o emociones excesivas a quienes necesitan quietud en sus delicadas responsabilidades!

La frase

Héctor Valdez Albizu

En su devenir histórico, el Banco Central de la República  Dominicana, en consonancia con las instituciones internacionales de esta índole, ha sido un entusiasta promotor de la cultura, junto a su tarea primigenia de organismo regulador del sistema monetario y financiero de nuestra nación”.

Afinidad con las artes

En época reciente y actual, la gestión de Valdez Albizu, de profunda afinidad con las artes y la cultura, dio lugar a un cambio muy favorable y esencial, si no radical, en el modo de selección de las obras.

De los gustos individuales y de circunstancias diversas, el crecimiento de la exposición pasó a la supervisión del Departamento de Arte del Banco, y para integrar nuevas piezas, requirió  ponderación y decisiones colectivas de un Comité de Arte interno, con participación de dos expertos. Igualmente, se ha precisado una filosofía de la colección: ir reuniendo pinturas, dibujos y esculturas, fehacientes de la historia del arte dominicano, su definición y su modernidad.

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