¿La plaga humana?

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DIÓMEDES MERCEDES
¿Qué debiéramos defender, por sobre todo, con la fiereza e inteligencia de la que estamos dotados, que no sea el bien supremo de la vida, con todo el andamiaje que le sostiene, atacado torpemente por todos, sin medir sus efectos involutivos?

Agresividad e inteligencia son propiedades de nuestra naturaleza, que reorientados podrían situarnos al guía del cosmos ciego y de la promoción de la vida total en sus maravillas. Pero, esos mismos nos exponen en la actualidad, siguiendo una extenuación progresiva, paralela al agotamiento y desequilibrios de la ecología planetaria, a una irremisible atrofia del planeta, pero antes de la propia especie humana.

La humanidad esta predestinada con su inteligencia, sabiduría, número y agresividad a domar el universo y a establecer en su infinita extensión y en el infinito tiempo, su reino; y debe hoy plantearse para esto rebasar los contextos bíblicos, teológicos y de otras ideas conservadoras que nos limitan y auto-inhiben, dirigiendo todo nuestro poder hacia la autodestrucción y contra el hábitat planetario que debería considerarse la plataforma de la extensión de nuestro reino hacia el espacio, para el que necesitamos una nueva fe, una nueva religión, un nuevo evangelio.

Paradójico es decir que en el apogeo de nuestros conocimientos, desarrollos tecnológicos científicos y del incremento poblacional sobre la superficie de la tierra, se atrofie nuestra civilización, pero así es. Más que una involución como lo es el llamamiento hecho esta semana para la recristianización de América o del mundo por el Papa Ratzinger, lo mismo que si fuera su islamización o judaización, etc., lo que necesitamos es una nueva visión política, progresista y universal, que estimule la sabiduría y la dependencia de las ciencias de ésta, como medio de la primera para reorientar nuestro poder. Las ciencias sin sabiduría son catastróficas, bajo la sabiduría son eficaces para el rol humano y su independencia de los intereses creados del poder moderno y del poder de las religiones arcaicas macro-conservadoras. Esto sin desmérito de sus contribuciones; porque toda corriente suya, o cualquier otra filosófica o teológica, en su tiempo y lugar fue respuesta a una necesidad, como en el actual, tenemos que responder a los retos que hoy se nos presentan.

El amor a la sabiduría (filo-sophia) creativa, debe recuperarse para que con nuevos paradigmas salve el destino humano, atado a dogmas y sistemas de intereses creados que se involucran con ellos, y con los que no se puede coexistir sin la catástrofe de la pobreza, las ignorancias fanatizantes, la violencia intraespecífica y las que con exceso vaciamos sobre el planeta, usando las ciencias al servicio del poder sin sabiduría.

Somos más de 6 mil millones de individuos sobre la tierra, reproduciéndonos, atacándonos entre nosotros mismos por acaparar sus bienes y monopolizar la riqueza de su comercio bajo impulsos e ideologías bestiales, con los que sectaria o elitistamente, sin consideración a la vida estamos sobreexplotando los recursos naturales y las capacidades humanas, intelectuales, científicas, manuales, emocionales, espirituales, etc., manipuladas todas competitivamente, sin otro fin que el interés cada vez más egoísta y devastador.

En estas condiciones, no somos ya una civilización, somos su decadencia convirtiéndonos en la Plaga Humana, la peor imaginable. Pero, bajo un nuevo paradigma, somos un tesoro invaluable para cimentar un nuevo renacimiento de nuestra civilización, hoy apta para la crítica sabia a todos los grandes procesos históricos que convergen en nuestras cumbres, estancamientos y vacíos actuales; en nuestras grandes luces y nuestras grandes manchas oscuras, que oscilantes pueden tanto por su peso precipitar la “civilización” actual o proyectarla, abriendo a la humanidad nuevas perspectivas. Todo dependerá de lo que la responsabilidad moral indique hacer a cada uno de los que en mayor o menor grado influimos en el pensamiento de los demás, esto en primer lugar, para iluminar la recreación cultural y revolucionaria y el nacimiento del liderazgo social de los más sabios en cada lugar, guiándonos hacia El Reino.

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