Grafitis, agua sucia, fuentes en total deterioro, tapas de filtrantes desaparecidas y el abandono casi absoluto, son algunas de las condiciones en que se encuentra la Plaza de la Bandera, en el Distrito Nacional, a pesar de que en al menos cuatro ocasiones las autoridades han prometido remozarla.
En esas condiciones, desde el tope, la bandera difícilmente pueda ondear orgullosa, como soñaron los fundadores de la Patria al momento de proclamar la Independencia Nacional, en febrero de 1844.
Sin importar la naturaleza de su sacrificio, la única compensación que buscaron los independentistas fue que les permitieran entregar vidas y bienes por la honra de que todos, desde el 27 de Febrero de 1844, pudiéramos llamarnos dominicanos.
La Plaza de la Bandera está ubicada en la intersección de las avenidas 27 de Febrero y Luperón. En el centro está ubicado el Monumento a la Patria, representado por un Arco del Triunfo, que se completa con una gigantesca bandera colocada debajo.
El deterioro de la Plaza de la Bandera no puede ser más evidente, debido a que es tortuoso subir a su plataforma elevada a través de cualesquiera de las cuatro escalinatas para hacerlo, porque los escalones están rotos, los filtrantes atestados de basura, el entorno carente de pinturas y acondicionamiento, a pesar de que a pocos metros están las sedes de instituciones oficiales como la secretaría de las Fuerzas Armadas.
El descuido a que está sometida la Plaza ha impedido el objetivo de su construcción, honrar a los héroes y mártires, pues pocos ciudadanos la visitan.
María Solano, una ciudadana que cruzaba por debajo del arco que sostiene la bandera, se preguntó cómo se sentirían nuestros padres de la Patría, si vieran el estado del altar en su honor.
Mirando a lo alto, un joven que se identificó como Javier, exclamó que desde el tope, jamás la bandera se sentiría orgullosa de ondear encima de una abandono como éste.
En tales condiciones, la Plaza induce a cualquier desaprensivo a refugiarse en cualesquiera de sus fuentes para cometer actos delincuenciales o de otra naturaleza negativa.
El panorama contrasta para lo que realmente fue edificada esta plaza. De santuario patriótico a una zona libre para fechorías, heces fecales y hasta consumo de estupefacientes.
Las autoridades parecen vulnerables al justificar su incompetencia o dejadez, porque la responsabilidad que les asiste, hace tiempo que expiró.
Antecedentes
Las promesas
En agosto de 2007, los repatriados agrupados en la Fundación Bienvenido Sea presentaron un plan de rescate de la Plaza de la Bandera a la secretaría de las Fuerzas Armadas, al tiempo que solicitaron que se les permitiera a esa entidad el cuidado del monumento. Un mes más tarde, las Fuerzas Armadas, a través del Ejército Nacional, anunciaron el acondicionamiento de la Plaza, pero solamente fue amago, ya que todo siguió igual.
Reiteración
Desde 2007, cada año las autoridades prometen remodelar, la Plaza de la Bandera, sobre todo cuando se acercan las fechas patrias, pero pasadas las efemérides vuelve el olvido.