La pobreza aún es  el principal inconveniente que tienen que enfrentar las niñas en el mundo

La pobreza aún es  el principal inconveniente que tienen que enfrentar las niñas en el mundo

Uno de los principales inconvenientes que enfrentan las niñas en el mundo es  que la desigualdad entre ricos y pobres aumenta a medida que la crisis financiera se expande, lo que obliga a sus familias a tener que luchar más por mantenerse y   contar con menos recursos para invertirlos en su educación.

Y es que,  tal como lo indica un estudio hecho en nueve países  por Plan Internacional, mientras más pobre es la familia mayor parte de sus ingresos se gastan en alimentos: más del 90% en Benín y Togo, mientras que en el resto de los países estudiados el promedio es de 54%.

En la investigación, en la que se le dio seguimiento a 142 niñas que nacieron en el año 2006 para determinar en qué situación viven y se desarrollan, se determinó que para el 80% de las familias de estas niñas el costo de la vida en general ha aumentado en el transcurso del último año.

El abuelo de Charoly, en la República Dominicana, lo resumió así: “antes vivíamos mejor porque siempre había algo que comer. La agricultura solía requerir de menos inversión. Un saco de fertilizante que ahora cuesta alrededor de 2,000  pesos dominicanos (US$52), solía costar 70 pesos (US$1.80)”.

Otras tres familias dominicanas que también participaron en el estudio dijeron que las cosas han empeorado desde que ellos eran jóvenes. La familia de Rosybel, por ejemplo, dijo que la sequía causada por el cambio climático había hecho subir los precios de los alimentos.

El padre de la niña señaló que “cuando yo era un niño podía ir a la tienda con cinco pesos para comprar pan  y azúcar.  Ahora voy con 50 pesos para comprar pan azúcar y apenas compro algo”. Además dice que cuando él era niño la vida era “mejor que ahora, producíamos una gran cantidad de yuca, camotes, guisantes, calabaza, habichuelas y maíz y crecían mejor, ahora es todo lo contrario, cuando se siembra todo se pierde porque no hay agua, hay sequía”.

El padre de Lyca, en las Filipinas, también dice que “es más difícil ganarse la vida y la vida es más difícil”. También señaló que antes había más oportunidades.  Las familias, por ello, solo gasta en lo esencial.

Futuro.   Aunque están conscientes de la importancia que tiene, para muchas familias la educación de sus hijas representa un sacrificio. El 90% de las familias que participaron en la investigación informaron que hay costos relacionados con enviar a sus hijos a la escuela.

De hecho, muchos padres expresaron sus preocupaciones con respecto al costo y otros desafíos relacionados con garantizar a sus hijas una educación de calidad y al alcance de sus bolsillos. Y esta preocupación surge puesto que  las parejas que participaron en el estudio son jóvenes, lo que implica que los costos de enviar los hijos a la escuela se incrementará con el tiempo.

Los costos reportados por las familias en educación van desde la matrícula escolar (más del 40% en Benín y Brasil) hasta los libros y artículos de papelería, uniformes y zapatos, transporte y derechos de exámenes

A pesar del gasto, la actitud hacia la educación de las niñas ha cambiado y la mayoría va a la escuela.  Esto influye en que las pequeñas sean mucho más  conscientes  de sus  derechos. Basta una frase  pronunciada por un grupo de niñas de Brasil para corroborarlo: “El cambio es que ahora las mujeres tienen más coraje e independencia”.   El mundo, definitivamente, ya cambió. 

Las claves

1.  Países en  el estudio

Las niñas que participaron en el estudio (titulado “Porque Somos Niñas,  Esperanzas y Sueños”)  son de Benín, Brasil, Camboya, República Dominicana, El Salvador, Filipinas, Togo, Uganda y Vietnam.

2.  Un cambio importante

Las familias resaltan que  un cambio positivo que han visto es que más mujeres se dedican al trabajo remunerado y, además,  a los tipos de trabajo que una vez fueron dominados por los hombres.

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Hablan los abuelos

Noelia, dominicana, es una de las niñas del estudio.  Su abuelo está feliz de que asista a la escuela: “Yo me crié un poco ignorante pero no quiero que la niña sea criada en la ignorancia porque si no estudias no te desarrollas. La mayor riqueza es estudiar”. La abuela, Mercedes,  también quiere que estudie. Ella, que solo llegó a sexto grado, le desea una mejor suerte. “No quiero que Noelia tenga una vida tan dura como la mía”.

Ser maestras

La mayoría de los padres, no importa si viven en zonas rurales o urbanas,  quiere que sus hijas sigan carreras en las que se involucren la educación y la formación. Es decir, desean  que sean  profesoras, doctoras y enfermeras.

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