La Policía Nacional y en su conjunto, las fuerzas de seguridad nacional resultan los soportes para la estabilidad y el crecimiento económico y la garantía de la paz social, y aunque eso es Perogrullo, es menester repetirlo siempre, aunque resulte necio.

Los ciudadanos dominicanos percibimos que el escenario es dominado por una cuota desbordante de delincuencia y crimen, conforme inserta el diario HOY en su edición del día cinco de este mes en que su reportera Petra Saviñón consigna que en los últimos 36 meses un total de 800 menores han quedado huérfanos por feminicidios o violencia de género.

En el encuentro empresarial de HOY del día cinco último, dirigentes de la Organización Nacional de Empresas Comerciales (ONEC), estiman que la seguridad ciudadana y jurídica son dos de los principales problemas que afectan al sector.

Al siguiente día, seis, HOY inserta un despacho noticioso desde Santiago de los Caballeros de su corresponsal Wellington Díaz, donde revela que los sectores sociales del segundo núcleo económico y político del país solicitan un diálogo abierto con el presidente Leonel Fernández para en un panel considerar los niveles criminosos y las terapias a aplicar para reducirlo.

Cuando Rudolph Guilliani se desempeñó como alcalde de Nueva York, la capital del mundo financiero, consiguió eliminar en un por ciento notable el crimen y la delincuencia sobre todo en la calle 42, saturada de pornografía y prostitución y el Bowery contiguo a Washington Square y el sector bohemio y artístico del Village, y luego estableció una empresa que ofrece servicios de seguridad; el presidente de Ecuador, Rafael Correa, usa sus servicios.

Contactar a Rudolph Guilliani no sería ocioso y el presidente Leonel aún está a tiempo para integrar en Barrio Seguro una acción social eficaz.