La política de endeudamiento de la República Dominicana 

La política de endeudamiento de la República Dominicana 

En la actualidad el tema de la deuda externa se ha convertido en un problema mundial, ya que no se pueden ignorar los desafíos fiscales que enfrentan tanto los países industrializados como los que están en vía de desarrollo.

Leer en los matutinos y vespertinos las declaraciones del ministro de Hacienda, quien afirma que obtener un préstamo por medio de la emisión de bonos soberanos no aumenta la deuda externa crea la percepción de que al tema no se le está dando la importancia que merece y se juega con declaraciones políticas sin sentido.

El gobierno conjuntamente con el sector privado y la sociedad civil deben abocarse a analizar una de las principales amenazas que enfrenta el futuro económico del país: el incremento de la deuda dominicana.

De acuerdo con las cifras estimadas por los organismos multilaterales, el nivel de deuda externa podría alcanzar en el futuro aproximadamente el 45 por ciento del PIB.

De continuar en esa trayectoria, el país iniciará una espiral de endeudamiento que para un futuro no muy lejano, no tendrá la capacidad de generar los recursos para educar, sanar, ni mucho menos satisfacer las necesidades básicas de la población.

La experiencia reciente de Grecia, endeudada hasta el máximo y rogándoles a otros países que la ayuden a pagar sus deudas, es el mejor ejemplo para que se tome conciencia de que el tema del endeudamiento es, sin lugar a dudas, uno de los más importantes para la nación.

Recientemente, el gobierno colocó la suma de US$750 millones de bonos soberanos en los mercados internacionales a una tasa de interés de 7.5 por ciento.

A este respecto, el ministro de Economía y Planificación afirmó, como premio de consuelo, que la tasa de interés oscilaría entre 7 a 9 por ciento, a fin de resaltar las conveniencias de la operación. Sin embargo, a nuestro entender el problema es bastante significativo porque implica el futuro del país. En el diario digital 7 Días se comentó el informe del Banco JP Morgan sobre las declaraciones del ministro de Hacienda, quien sostuvo que la deuda del sector público no financiero se incrementará este año en 1,300 millones de dólares, equivalentes al 2.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) proyectado para el 2010.

Añade JP Morgan que el incremento de 1,300 millones de dólares esperado por el Gobierno es consistente con sus propias estimaciones de 1,400 millones de dólares, que se traducirán en una expansión de 2.3 por ciento de la deuda del sector público no financiero.

De esta manera, dicha deuda pasaría de 28.3 por ciento  del PIB en el 2009, a 30.6 por ciento en el 2010.

Por lo tanto, se hace necesario establecer un diálogo nacional. Para que este proceso sea aceptado con la confianza debida, se requiere de que antes de hablar de aumentar los impuestos, habría que lograr un consenso sobre cuáles programas del gobierno no son perentorios y enfrentar, a través de un mayor gasto fiscal, los desafíos pendientes en materia de educación, salud y otros sectores y, al mismo tiempo, elaborar un plan coherente que defina un mejor uso de los recursos del Estado frente a los temas que dominan la agenda social del país. En definitiva, habría que definir cuál es la estrategia de endeudamiento a seguir.

A este respecto, se debería iniciar un diálogo nacional sobre cuál es el papel del gobierno en la sociedad dominicana e identificar los programas que lo obligan a aumentar la deuda pública externa. En la actualidad, el gobierno de los Estados Unidos ha realizado estudios que demuestran que el tema de la deuda externa afecta la seguridad y el liderazgo del país.

Un importante objetivo de la estrategia a seguir sería que en el diálogo nacional se asuma como una obligación el aumento persistente del gasto público a sectores como educación, salud, vivienda, saneamiento, agua potable y medio ambiente, ya que los mismos no han logrado progresos acordes con la magnitud de los recursos que requieren.

Al parecer la crisis en algunos países europeos parece distante, hasta que por medio del contagio se genere una recesión que afecte al país. Esto conllevaría una caída de los ingresos del gobierno y la necesidad de aumentar el gasto público, para evitar el colapso de la economía.

De continuar esta espiral creciente de endeudamiento, la misma puede ocasionar una pérdida de confianza en el país iniciando una tendencia hacia la misma situación que están Grecia, España, Portugal, Italia e Irlanda.

En consecuencia, sería importante diseñar un plan nacional que estabilizara los requerimientos de endeudamiento externo, a través de la discusión de un presupuesto nacional enfocado en satisfacer las necesidades perentorias del país.

En estos últimos años, la economía dominicana enfrenta una caída persistente de la eficiencia, en términos globales. Por ende, se hace necesario que entre las políticas públicas a adoptar se le dé prioridad a establecer medidas que conduzcan a eliminar esa situación. De este modo, se elevaría el potencial de crecimiento del producto, el empleo y los salarios y se aumentaría la demanda local.

 El efecto multiplicador generaría una mayor sostenibilidad al crecimiento económico y social. Asmismo, se debería llevar a cabo un riguroso proceso de evaluación sobre la gestión de las empresas del Estado, particularmente la CDEEE, y del marco regulatorio dentro del cual se desenvuelve la actividad productiva.

Debido a la carencia de acciones efectivas que eliminen los obstáculos al progreso, hace mucho tiempo que nuestra economía viene arrastrando, pese a los períodos de elevadas tasas de crecimiento, un pobre desempeño económico reflejado en la magnitud de las desigualdades y tensiones sociales. Lo anterior ha sido la consecuencia de la aplicación de políticas públicas de carácter conservador, las cuales han aumentado la pobreza y generado una concentración del ingreso en un pequeño porcentaje de la población.

En definitiva, la única solución viable es dialogar e identificar cuáles gastos se deberán eliminar y a qué nivel y cuáles impuestos se aumentarían o qué exenciones que disfruta actualmente el sector privado deberían desaparecer, siempre y cuando se excluyera de la discusión el aumento de la tasa o la eliminación de las exenciones al ITBIS, impuesto al consumo que, por su carácter regresivo, penaliza fuertemente a la clase media, media baja y de bajos ingresos.

Lograr una agenda efectiva que promueva un crecimiento sostenido no será fácil. Dicha agenda requiere de la buena voluntad tanto por parte del sector público como del privado y de la sociedad civil, incluyendo los partidos políticos.

No obstante, se debe procurar en bien del país estructurar un esquema de políticas públicas que debería adoptarse para impulsar el crecimiento sostenido de la economía dominicana. De acuerdo con el periódico Washington Post, hay una forma de salir del problema. La austeridad puede aumentar el numerador mientras que sólo el crecimiento puede aumentar el denominador. Los países deben enfrentar los intereses locales que se han beneficiado en forma permanente de prácticas consideradas en desuso y que los han llevado a caer en constantes o peores desequilibrios económicos.

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