La política de los detalles

La política de los detalles

No estamos en una época de cambio, estamos en un cambio de época, y es lo principal para entenderla y entender las transformaciones cualitativas en los modos de vida, relaciones de poder y por tanto la política, quebrando sistemas de ideas que nos obliga a repensar y replantear algunos conceptos.

Hoy nuestra manera de comunicarnos ha cambiado trascendentalmente alterando nuestras formas de interacción y con ello, de pensar. Las conversaciones son imágenes, las coincidencias son algoritmos, y el día a día ante tanta prisa se aferra a los detalles.

Los detalles posiblemente son el hilo para conectar y reconectar lo político a las personas, ya nuestros abuelos y nuestros padres vivieron la política de la fuerza (grandes mítines, discursos grandilocuentes), éste es el momento de los detalles, de los encuentros sin intermediario, el accionar preciso, las palabras breves y contundentes.

Tras el triunfo de Piñera en segunda vuelta, Chile dio una muestra de madurez y dignidad política con la tradicional llamada de la presidenta Bachelet para felicitar y ponerse a disposición del presidente electo Piñera, esto es un buen ejemplo de una de las dimensiones de la política de detalles: El respeto al adversario. Las atenciones y cordialidad.

Lo humano ante la imagen de todo poderoso.

La otra dimensión la advirtió Foucault «Ya no se espera más al emperador de los pobres, ni el reino de los últimos días, ni siquiera el restablecimiento de justicias imaginadas como ancestrales; lo que reivindica y sirve de objetivo, es la vida, entendida como necesidades fundamentales, esencia concreta del hombre, cumplimiento de sus virtualidades, plenitud posible».

La política de detalles es la de observar, apreciar, entender y comunicar lo pequeño. La de identificar cada microsegmento, aprender su lenguaje y entender sus necesidades. La de valorar las formas para robustecer el fondo.

Estas dos dimensiones, estéticas para algunos, pueden ser claves para conquistar un electorado ávido de emociones, saturado de informaciones y agobiado por lo macro que no les toca, no entienden o simplemente no les importa.

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