La política de tasa de interés y sus efectos

La política de tasa de interés y sus efectos

De acuerdo al marco teórico de la política monetaria de metas de inflación que sigue el Banco Central (BC) la tasa de interés actual es más elevada que la “tasa de interés de equilibrio” o “tasa natural de interés” (Wicksell).

Digo esto por la estimación del crecimiento del producto potencial  en nuestra economía que han hecho economistas del BC y la Secretaría de Economía de entre un 6% y 8% (Cruz y Francos, 2008; Reyes, 2009).

Suponiendo se cumpla el crecimiento de 3% proyectado en el Programa Monetario para 2009, entonces la diferencia con el crecimiento potencial es negativa en 3% o 5%. La política monetaria del BC debe cerrar esta brecha negativa y eliminar la diferencia entre la tasa de inflación esperada del 2009 que está por debajo o muy próxima al límite inferior al rango de meta de inflación del BC de entre 6% y 7%. Esto debe hacerlo induciendo una baja aun mayor de la tasa de interés real.

De esta manera se busca elevar la actividad económica estimulando la demanda agregada (gastos de consumo e inversión) por vía de abaratar los préstamos y reducir los precios al bajar el costo financiero de las empresas, por tanto, sus costos unitarios totales.

Para que la baja de los intereses tenga ese efecto, tendrían que suponerse dos condiciones: que los bancos no endurezcan su política de racionamiento del crédito y que las empresas no financieras se convenzan que la baja de la tasa de interés será persistente por lo menos durante un ciclo de producción completo.

Ahora bien, una cosa son las variaciones de la tasa de interés en respuesta a movimientos de la demanda agregada y de la inflación, y otra es el establecimiento de la “tasa de interés de equilibrio”. Esta última sería aquella en que la brecha del crecimiento del producto es cero (el crecimiento actual es igual al potencial) y la inflación se estabiliza en la meta de inflación.

Pero es muy probable que antes de que la política monetaria ajuste la tasa de interés a su nivel de equilibrio, el tipo de cambio (precio del dólar) comience a subir debido a que las entradas netas de capital, a ese nivel del diferencial de tasas, sea insuficiente para financiar el déficit de  cuenta corriente (importaciones más pago neto a factores menos exportaciones).

La experiencia de la política monetaria de los últimos años muestra que el BC se “olvida” de la tasa de interés de equilibrio y sostiene la tasa de interés real por encima de la primera, para mantener baja la inflación por efecto del canal de transmisión de la apreciación del tipo de cambio (dólar barato) y su efecto de reducción del nivel o del crecimiento de los precios en moneda nacional de los bienes e insumos importados. Estudios empíricos demuestran la efectividad de este canal, así como una menor variabilidad del tipo de cambio con relación a la mayor volatilidad de la tasa de inflación y la tasa de interés (ver cuadro).

Medidas de variabilidad

La política de tasa de interés no ha sido efectiva para controlar la inflación a través del canal de transmisión de la demanda agregada en los años anteriores y parece que tampoco es efectiva para estimular el nivel de actividad económica en la actualidad. La relación entre la tasa de interés monetaria y los precios es en principio positiva.

Al subir la tasa de interés suben los costos de las empresas y al mantener éstas sus márgenes de ganancia, elevan sus precios, estimulando la inflación. Si los salarios monetarios no responden al alza de precios, entonces el salario real de la economía baja y, dada la alta propensión al consumo de los salarios, también se reduce el gasto de consumo y por tanto la producción y el empleo.

Entonces, el resultado final del alza de la tasa de interés sobre la inflación va a depender del efecto neto entre el jalón a los precios por la tasa de interés monetaria, el efecto de reducción de los precios e insumos importados por el canal de la apreciación del tipo de cambio y, finalmente, el posible efecto depresivo sobre los salarios monetarios que podría tener la caída del empleo  a causa de la baja en la demanda de consumo.

Si la inflación se reduce por este mecanismo se debe a una reducción del salario real, un aumento del desempleo y una apreciación del peso.

Como se evidencia, el actual es en realidad un modelo de política macroeconómica que privilegia una baja inflación (no muy estable por cierto), con un uso muy activo del instrumento de tasa de interés con efectos muy cuestionables sobre el crecimiento, el empleo y la distribución del ingreso, pero eficaz para mantener apreciado el tipo de cambio, reproducir el déficit corriente, aumentar la deuda externa y financiarla con los dólares de las entradas de capitales privados.

Es un modelo económico que resulta social, política y económicamente costoso e ineficiente.

Por otro lado, con su tendencia a producir altas tasas de interés y su dependencia del libre flujo de capitales del exterior, restringe fuertemente la flexibilidad de la política fiscal.

Por el lado del gasto, al hacer más costoso el financiamiento del déficit fiscal, imponiendo un superávit primario (ingresos menos gasto excepto intereses) que presiona hacia un menor gasto social y de inversión.

Del lado de los ingresos, porque eventualmente habrá que aumentar los impuestos a los trabajadores y empleados, por la dificultad de gravar el capital y la riqueza (por la facilidad con que se pueden ir), y al sesgo regresivo de la estructura tributaria.

En ese contexto, yo le pregunto a los legisladores y los lideres políticos; ¿se justifica que en la Reforma Constitucional se le otorgue independencia al Banco Central para que maneje a su discreción un instrumento tan poderoso como la tasa de interés sin un cuidadoso seguimiento y un claro mandato por parte de las autoridades electas por la mayoría de los ciudadanos para que sean garantes de la búsqueda de su bienestar social?

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