La política y su efecto colateral

La política y su efecto colateral

La actividad política, inherente a la vigencia de la democracia, no debería escapar a límites razonables sobre costos al país. El consumo de recursos generados por impuestos a los ciudadanos a cuyo nombre se hace presencia, tiene que circunscribirse a lo esencial para la funcionalidad de partidos y procesos electorales. Primeramente la capacidad de promover aspiraciones con recursos no debe mostrar desigualdad. En los hechos, pocos han renunciado a las ventajas que pueden basarse en el Estado.
Las reglas institucionales han estado permitiendo el hacer provecho de lo oficial o que baste con cubrir de apariencias a los privilegios. Verbigracia: las últimas elecciones generales con una avalancha de publicidad que superó extraordinariamente a la oposición. Además el activismo político con acceso al poder da oportunidad a desarrollar carreras para beneficio personal. Lo demuestra el crecimiento de la burocracia estatal con multiplicación de cargos altos y medios de niveles salariales elevados; de funciones congresuales y municipales que han ido hacia un excesivo número de plazas y jerarquías lo que no se traduce en resultados de gestión que llenen las expectativas de los votantes. A esta expansión han sobrevivido vicios que restan eficiencia a organismos públicos y generan distorsiones como la desmesurada representación diplomática y consular con la que República Dominicana supera a algunos países más grandes.

El “stand by” de los progresos

Las condiciones naturales de San José de Ocoa y lo bien dispuesta que su población está para el trabajo enriquecedor están ahí sin suficiente aprovechamiento. Sus potenciales agrícolas y turísticos y la abundancia de mano de obra que harían rentables a muchos nuevos negocios, permanecen en subutilización. En el siglo de las tecnologías de asombrosas posibilidades, los ocoeños disponen de un suministro de agua potable con capacidad para solo un tercio de la población.

La disposición final de la basura en el «ecoturístico» municipio no protege la salud ni el ornato; y el cabildo siente en carne propia el mal general de la insuficiencia presupuestaria que la centralización del Poder causa hacia los cuatros puntos cardinales de República Dominicana. ¡Ocoeños del mundo: pedid que el Estado se acuerde de ustedes!

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