La posmodernidad

La posmodernidad

Iniciemos este tema con la siguiente definición: es una reacción contra la cultura y los productos de la modernidad. La posmodernidad expresa desencanto frente a la modernidad. Sabemos que las grandes ideologías han entrado en crisis -el humanismo, el capitalismo, el marxismo. Se cuestiona ahora la industrialización y la marcha triunfal de la tecnología. Cuestiona cualquier concepto de verdad absoluta o de valores morales absolutos. No acepta una religión que pretenda proclamar la verdad y que declara ser el único camino de salvación.

El movimiento de la posmodernidad plantea dos grandes aspectos, el histórico-social y la socio-psicológica, cada cual con sus respectivas características esenciales que nos permiten comprender mejor cómo se piensa, qué se piensa y porqué se piensa eso en la posmodernidad.

El aspecto histórico-social constituye el período de la desilusión, porque el hombre tiende a renunciar a sus sueños y a la idea de progreso. La economía de producción le deja lugar a una economía de consumo, los grandes líderes le ceden su lugar a ídolos efímeros, los medios de comunicación afirman su absoluto poder y se convierten en los auténticos vehículos transmisores de la realidad y la vida de cualquier persona común, ordinaria, puede convertirse en un auténtico show.

La posmodernidad plantea cambios significativos en lo social y cultural, también hay importantes cambios que se desprenden inevitablemente de lo anterior, como lo que importa es vivir el hoy, búsqueda de lo inmediato, culto alrededor del cuerpo y desaparición de la personalidad individual, la tecnología supera a la fe y a la ciencia.

Para el autor Cruz Kromfly la posmodernidad se deja caracterizar por tres términos: consumismo, nihilismo y hedonismo. El antiguo dicho de Descartes, “Pienso, luego existo”, ha cambiado en el tiempo actual a la frase “Consumo, luego existo”. El nihilismo es la ausencia de valor y verdad absolutos. El hedonismo que significa la valoración del propio placer por encima de todo. Otro término característico de este movimiento es el relativismo moral basado en la idea de que no ningún estándar definitivo de bien y de mal.

El término nos devuelve una vez más al gran profeta de la posmodernidad, Nietzsche es el filósofo de la muerte de Dios. Él era consciente de que la muerte de Dios implicaba la pérdida de todo valor, de toda meta, de todo horizonte, de todo marco conceptual. La posmodernidad no plantea una meta hacia dónde dirigir la vida.

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