En toda batalla hay vencidos y vencedores, toda lucha tiene defensores y detractores. El pasado domingo se libró una batalla; una batalla de tintes verdes, donde cada corazón latía a la misma frecuencia, donde los pies de cada dominicano caminaban hacia una misma dirección, donde se olvidó aquella frase de que cada cabeza es un mundo, en esta ocasión muchas cabezas eran nuestro mundo, nuestra realidad. Cuando pensábamos que todo estaba perdido, las calles se pintaron de verde y la esperanza dió indicios de asomo.
En esta lucha por el fin de la impunidad, no habrá vencidos ni vencedores, el único propósito debe ser lograr una nación más limpia y más digna, donde reine el bien colectivo y podamos dejar un mejor país a las futuras generaciones. Unos ya dicen que fue una marcha política contra el gobierno apoyado por la oposición, otros afirman que fue una verdadera manifestación ciudadana desde el mismo seno del pueblo; algunos se atreven a poner números, que fueron 7,500, que fueron 30,000. Entrar en el dilema de cuántos había seria la historia sin fin , de lo que si podemos estar seguros , es que los que marcharon sean de oposición o no , tengan afiliación a algún partido político o no , la realidad es que salieron de la comodidad de sus hogares un domingo de playa , un domingo para ir a la iglesia , un domingo familiar , para exigir el cese de la impunidad y todo esto sin pedir “logi$tica” , sólo se pidió el fin de la impunidad.
Así como en el mundo hay de todo, en la marcha también hubo de todo, dominicanos creativos con pancartas y frases realmente pintorescas, en ocasiones llenas de humor y a la vez llenas de puras verdades, y también hubo uno que otro corrupto marchando porque termine la corrupción, pero así es la doble moral, es atrevida la doble moral.
Después que todo proceso transcurre, llega el momento de exhibir un producto terminado, un resultado. La marcha verde ha sido el inicio del proceso, el resultado debe ser el fin de la impunidad. Así que sólo queda seguir luchando; luchar, luchar hasta el fin de la impunidad…