La pregunta de los US$400 millardos para los productores de petróleo

La pregunta de los US$400 millardos para los productores de petróleo

Con US$400 millardos al año se pueden hacer muchas cosas interesantes: comprar Bélgica, una liga de equipos de fútbol realmente buenos, o el Ejército de Estados Unidos. Esa cantidad es el crecimiento en los ingresos de los países productores de petróleo, debido a los precios altos del petróleo, entre 2003 y 2005. La manera en que los estados petroleros utilicen esos ingresos adicionales es vital para ellos y para la economía mundial.

El peligro es que los productores del petróleo repitan la parranda de gastos del último “boom”: Arabia Saudita pasó de un 26% de excedente de la cuenta corriente del producto interno bruto a 13% solo tres años más tarde. Eso dejó a la economía indefensa, cuando los precios del petróleo cayeron más tarde, esa misma década. Para al economía mundial, lo que importa es que los excedentes se vuelquen suavemente hacia el consumo y las inversiones: si no, la escasez de la demanda afectará al crecimiento global.

Seguir el rastro al dinero del petróleo no es algo fácil. Las cuentas nacionales de muchos productores de petróleo son opacas y su inversión discreta. Algunos estados están invirtiendo en casa: Dubai está mejorando su línea aérea; los Emiratos y Qatar están construyendo capacidad para exportar gas. Crecen los rascacielos, no solo en el Oriente medio, sino también en Moscú. Pero altos excedentes fiscales y en la cuenta corriente, la mayoría a de los países petroleros están ahorrando. A diferencia de los años de 1970, esos ahorros parecen estar yendo menos a los bancos y bonos del Tesoro norteamericanos y más hacia acciones privadas y fondos de cobertura. Se mantiene cierto consumo conspicuo: visite al representante de Rolls Royce en Dubai, o cualquier centro nocturno en el West End de Londres.

La mejor manera de emplear el dinero del petróleo depende del tipo de estado: un país populoso, como Irán, o uno pequeño como Qatar; una monarquía rica como Arabia Saudita, o una democracia pobre como Nigeria. Para los similares de Nigeria, un auge petrolero, realmente, puede hacer daño, al asfixiar la industria interna con altas tasas de cambio y estimulando la corrupción. Todos los productores de petróleo, sin embargo, tienen un elemento en común: los elevados precios del crudo, y sus propias reservas de petróleo son temporales. Es urgente, por tanto, que todos utilicen sus excedentes para fortalecer sus economías.

Esta situación es mucho presionante en el Oriente Medio. La industria del petróleo de la región crea una riqueza enorme, pero muy pocos empleos: con 35% de la población por debajo de los 16 años que necesitará empleo en el futuro cercano, ahí tiene un problema. Las economías siguen basadas en el petróleo y las cosas en las que se gasta el dinero del petróleo: propiedades, compras al detalle y ocio. La distribución de la riqueza es desigual: la pobreza existe conjuntamente con una asombrosa afluencia. 

La prescripción política es clara: los ingresos del petróleo deben ser invertidos en negocios e industrias que empleen personas. Eso golpeará las importaciones, pero las correctas, reduciendo los desbalances en la economía mundial. Un país como Irán debería impulsar la manufactura, o al menos, sacar más valor de la industria petrolera, mediante la refinación y la industria petroquímica. Donde sea posible, el petróleo también debe empelarse para lubricar la reforma: el ingreso de Arabia Saudita a la Organización Mundial de Comercio el año pasado es un ejemplo bien recibido.

Hay señales de que estas políticas se están siguiendo, al menos por el momento. El crecimiento de los mercados financieros de la región, con muchos bancos occidentales estableciéndose allí, significa que el Oriente Medio pronto pudiera contar con sus propios mercados de capital. Pero el riesgo es que este flujo de dinero del petróleo desgaste la necesidad creciente de reformar. ¿Para qué darle empleo a la ciudadanía cuando se pueden compensar con petróleo? Ese es el peligro del que hay que protegerse. Los US$400 millardos anuales en fábricas, hospitales y educación universitaria pronto traerían más beneficios que US$400 de rápidos carros y deuda norteamericanos.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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