La Comisión responsable de la entrega a los sectores nacionales de la propuesta para una Estrategia Nacional de Desarrollo (END) llegó a la hora prevista el miércoles a la sede del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), donde ya le esperaban los representantes de las diversas asociaciones empresariales. No se ocultaba el interés reciproco por discutir los aspectos iniciales de este proyecto que busca involucrar a toda la sociedad dominicana en una discusión amplia sobre el país que queremos en los próximos 20 años.

Algunos colegas, mientras esperaban el final de una reunión a puerta cerrada que la comisión oficial sostenía con la cúpula empresarial, se despachaban a sus anchas con bromas y ocurrencias relacionadas con este encuentro. ¿Qué tajada sacará el empresariado de esto?, se escuchó preguntar a una colega de un medio televisivo que no ocultaba su predisposición sobre lo que entendía son las reales intenciones de los hombres de negocios frente a esta iniciativa, pero también su desconfianza de que esto termine, como en realidad se busca, en un plan de nación a largo plazo.

Otros, no sin tener en alguna medida la razón, se preguntaban por qué el gobierno tardó tanto tiempo en lanzar este plan, pero algo más sospechoso aún ¿por qué  hacerlo ahora? Bueno, comentó alguien queriendo ser mucho más acucioso y perspicaz, “quizás está tratando de desviar la atención sobre el caso Sobeida”, en alusión a una situación a todas luces enojosas que ha dejado en cuestionamiento a la justicia y a los organismos de seguridad del Estado. Escuchaba aquellas aparentes ocurrencias con atención e interés, pero confieso que no tardé en sentir preocupación.

Al momento de la rueda de prensa un joven colega, gesticulando y con ademanes propios de aquellas discusiones de pasillos durante la década de los años 70, dirigió una pregunta al presidente del Conep, Lissandro Macarrulla, que evidenciaba no sólo una actitud política, sino un prejuicio. La sintetizo más o menos así. ¿Es con esta clase política corrupta que ustedes van a llevar a cabo un plan de nación? Macarrulla, con mucha razón, le respondió: “Bueno, esa que usted tipifica de esa manera es la que tenemos y sólo a través de los políticos se pueden implementar las políticas públicas que necesitamos”. Hay que reconocer, sin embargo, que la prensa dominicana, en sentido general, sigue siendo una de la más objetiva y profesional en toda la región y que este tipo de ejercicio teórico no se refleja en el producto final, que es la crónica que se sirve al público.

Mi preocupación viene porque  estos comentarios no se dan en torno a lo que se está planteando, y se puede ser mucho más crítico si se conoce a profundidad el tema.

En el caso de la Estrategia Nacional de Desarrollo se están distribuyendo tres amplios documentos bases en los que un equipo de técnicos calificados de la Secretaría de Economía, Planificación y Desarrollo (SEEPyD) se ha empleado a fondo durante casi tres años,  con la asesoría de expertos del Banco Mundial, el BID, la CEPAL y el PNUD.

Los documentos están siendo ampliamente distribuidos y el interés central es que la prensa, como medio idóneo de comunicación con la opinión pública, los tenga, los estudie y los difunda.