Finalmente, después de un apretado cúmulo de peripecias burocráticas, técnicas y de cabildeos, el gobierno dejó reiniciados los trabajos de la presa de Guaigüí, después de aprobarse un préstamo adicional de 78.1 millones de dólares. Estos trabajos se encontraban paralizados desde septiembre del 2003, por las divergencias del INDRHI con los contratistas noruegos que iban a financiar el proyecto.
Aquella vez, cuando el proyecto tenía unos tres años de iniciado desde octubre del 2000 y a un costo de 42.5 millones de dólares para producir 3,500 kilovatios de energía y controlar las crecientes del río Camú y proteger a La Vega, se creyó que el trabajo marcharía sobre ruedas por la experiencia de los contratistas noruegos en ese tipo de obra y de diseño.
El proyecto carecía de diseño y de estudios creíbles de las condiciones geológicas e hidrométricas de la cuenca. Había una ausencia en las informaciones técnicas disponibles y casi de repente el proyecto se había elevado a unos 63 millones de dólares. Tal costo rebosó la copa de la paciencia del INDRHI y prácticamente se paralizaron los trabajos.
Ahora se retoma el proyecto, para añadirle unos 78 millones de dólares y otros futuros valores, que todavía están en nebulosa, que incrementarán su valor final. Ahora se le agrega el proyecto alimentar con una nueva obra de toma del acueducto de La Vega, cuya nueva toma estaría al pie del desagüe de la casa de máquinas, después de generada la electricidad.
El proyecto de Guaigüí fue el sueño dorado de un gran agricultor vegano, muy emprendedor y proactivo, como lo fue Don Francisco Gómez Estrella, que siempre vivió empeñado y preocupado en llevar el modernismo al Cibao y Zona Nordeste para que esas feraces tierras aportaran riquezas y alimentos a la población. Fueron muchos los artículos escritos por Don Francisco en el Listín Diario, así como sus constantes charlas radiales por Radio Santa María, que motivaban a los cibaeños para que esa presa fuera una realidad.
Esos empeños de Gómez Estrella dieron sus frutos, y el entonces presidente Hipólito Mejía aprobó el inicio del proyecto en octubre del 2000, bajo un préstamo noruego en condiciones aceptables, aparentemente, ya que al poco tiempo comenzaron a surgir los adicionales e imprevistos debido a lo aéreo de los costos iniciales, sin casi ninguna base de sustentación financiera y técnica.
La presa de Guaigüí será un alivio para La Vega y comunidades vecinas, sometidas ahora al peligro de las crecientes del río, que periódicamente muestra su fuerza indómita en torrenciales caudales, afectando el tránsito por la carretera Duarte.
El espíritu de Don Francisco Gómez Estrella estará en paz al conocer que, al fin, el INDRHI se ha dispuesto a rescatar el proyecto, reiniciando su construcción, que paralizado por casi ocho años, necesita de grandes trabajos de acondicionamiento para rescatar lo que ya se había realizado con el túnel de desvío y preparación del área del sitio de presa. Esa presa debe llevar el nombre del recordado Francisco Gómez Estrella.
Espero que el nuevo préstamo agregado a lo que ya se había gastado y reclamado, no sea el inicio de una escalada para llevar el costo del proyecto por encima de los 150 millones de dólares.