La presa de Guaigüí

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Siempre debemos asimilar la enseñanza de la naturaleza, y máxime cuando ésta desata sus furias sobre nuestro hábitat.

La tormenta Noel, una manifestación de natura, aparte de advertirnos sobre una tendencia climática derivada del calentamiento global, nos enseñó que el hecho de no moderar los caudales fluviales conduce a desastres como los provocados por esta tormenta y da lugar a un desperdicio del recurso agua.

La devastación provocada por los ríos desbordados en el Cibao Central pudo haber sido de magnitud menos grave si existiese la Presa de Guaigüí, un proyecto que empezó en uno de los mandatos del extinto presidente Joaquín Balaguer y que inexplicablemente no ha sido terminado, a pesar de su importancia.

La presencia de otra perturbación tropical con características semejantes a las de Noel nos hace mirar hacia esa obra inconclusa y hacia los riesgos que corren por falta de ella numerosas poblaciones entre las cuales serpentean el Camú y sus afluentes.

II

El Poder Ejecutivo, que ha estado manejando excedentes del orden de decenas de miles de millones de pesos, daría un paso juicioso si incluyera en el presupuesto para el 2008 las partidas necesarias para continuar esta obra hasta su conclusión.

Noel y otras perturbaciones meteorológicas, como la que se avecina, parecen una advertencia sobre la tendencia que está provocando el calentamiento global, que ha modificado radicalmente los regímenes pluviométricos en amplias zonas del mundo y que, según se pronostica, azotarán con gran fiereza esta región.

La construcción de la Presa de Guaigüí no debería ser objeto de más aplazamientos.

Con esta presa se lograría una mejor regulación de las aguas para regadío agrícola y producción de electricidad, y se atenuaría el desgarrador drama humano que producen los desbordamientos de ríos en esta región del país.

A través de la tormenta Noel, la naturaleza nos ha puesto en las manos un diagnóstico de nuestras debilidades en materia de infraestructura hidráulica, debilidades que debemos superar oportunamente para no tener que asimilar nuevas lecciones dolorosas.

¿O acaso tiene sentido encarecer a fuerza de aplazamientos una presa tan necesaria como la de Guaigüí? Creemos que no.

Enhorabuena

La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) ha anunciado su propósito de gestionar que el Congreso asigne a Educación, en el presupuesto del 2008, el 4% del Producto Interno Bruto o el 16% de los ingresos fiscales.

Es una decisión que debe merecer respaldo de todo el que esté convencido de que la educación es la herramienta que permite alcanzar el desarrollo.

La Ley de Educación, que no ha sido modificada y mucho menos derogada como marco jurídico sobre esta materia, establece esas proporciones para destinarlas a la enseñanza.

 Con el propósito anunciado, la ADP se coloca en armonía con los requerimientos de un país que tiene serios déficit cualitativo y cuantitativo en materia de enseñanza.

Un mejor presupuesto para Educación tiene que implicar, necesariamente, mejor preparación de maestros y, por ende, de los estudiantes. Enhorabuena.

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