La presa del Alto Yuna en la agenda oficial

La presa del Alto Yuna en la agenda oficial

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Pese a que se ha catalogado como el túnel de la muerte, la obra de ingeniería que traspasaría agua desde la probable presa de Alto Yuna hacia la cuenca del río Jima para alimentar la presa de Rincón, el proyecto es esencial para el desarrollo de Bonao y de la región que abarca el río Yuna y sus importantes afluentes del Jima, Camú, Licey, Cenoví y Jaya. La presa del Alto Yuna llenaría una necesidad dentro del aprovechamiento racional de las aguas del río Yuna y de sus afluentes.

La presa del Alto Yuna, concebida a construirse al suroeste de la ciudad de Bonao, y aguas arriba del poblado de Los Quemados, serviría para asegurarle más agua a la presa de Rincón y mejorar sustancialmente la producción de arroz de la región más fértil del país. Esta carece en la actualidad de un abastecimiento de agua para tales menesteres, así como para el suministro a las poblaciones aguas abajo de la presa de Rincón.

Además, la prensa del Alto Yuna, serviría para que el canal actual de trasvase al río Jima, el Yuna-Cañabón, aumente su caudal en tres veces su capacidad, a unos 9,35 metros cúbicos por segundo, y junto con las aguas del canal de Masipedro, serviría para un mejor riego de las tierras de Jayaco y de Jima.

Por otra parte, con el caudal regulado de las aguas de los ríos Yuna, Tireo, Blanco y Arroyo Avispas en el sitio de Piedra Gorda, se podría construir la obra de toma para el acueducto definitivo de Bonao, ya que el actual trabaja precariamente por los constantes daños de las crecientes, inadecuada construcción y diseño imprevisor.

La producción hidroeléctrica en el Alto Yuna no será tan notable con las pequeñas turbinas que se pudieran instalar, llegando a no más de 100 millones de kilovatios horas al año, pero serviría para estabilizar la producción de la presa de Blanco con 25 mil kilos instalados.

Al tiempo que se materializa la presa del Alto Yuna, se podrían revisar otros dos proyectos hidroeléctricos en la cuenca del río Yuna, más arriba de la confluencia de los ríos Yuna y Blanco. Esos dos proyectos y probables sitios de presa es en la Piedra de Los Veganos y en Los Toritos; ya se han hechos estudios preliminares, financiados por el gobierno japonés.

El proyecto de la presa de Alto Yuna, concebido en la década del 60, ha sido actualizado para asegurar el agua para Bonao y sus industrias, pese a que le quedará libre el agua de los afluentes Masipedro, Yuboa, Juma y otros más pequeños, pero el embalse de la presa de Hatillo, concebido para un volumen de más de 700 millones de metros cúbicos se ha reducido a unos 500 millones de metros cúbicos; es que la sedimentación ha hecho sus estragos en ese embalse, que junto al de la presa de Sabana Yegua, eran los de mayor volumen de almacenamiento y garantizaban un caudal regulado para irrigar un área mayor a las 40,000 hectáreas de tierras de gran vocación agrícola.

El río Masipedro podría aprovecharse para que su canal existente se amplíe y pueda aportar más agua al canal de trasvase Una-Cañabón, que en la actualidad, está precariamente mantenido, dejando a la presa de Rincón muy mal parada, pese a la importancia que tiene, no solo para el riego del Valle de La Vega y de Sabana Rey, sino de enviar agua para las ciudades de Salcedo, San Francisco de Macorís y Tenares. Estas tienen deficiencias crónicas debido a los descuidos de las autoridades en cuanto al mantenimiento de las obras de infraestructura del acueducto existente.

Sería un paso acertado,. que el gobierno del doctor Fernández, retome este proyecto para convertirlo en realidad, y más cuando se tienen créditos disponibles como ocurrió con la presa de Pinalito, que fue otorgada a un consorcio domínico-brasileño, ya que Brasil aportó los fondos para el mismo. Sería conveniente para el país, si gobierno se decidiera evaluar el proyecto del Alto Una en toda su magnitud, desde el impacto ambiental hasta la seguridad geológica de la presa y de los beneficios que se derivarían de la misma para esa región nordestana. Con la presa de Pinalito, si se decide a reiniciar a Alto Yuna y reiniciar los trabajos de la presa de Guaigüi, se encauzaría el presidente Fernández por el mismo sendero de programas de construcción de grandes presas que sostuvo el doctor Balaguer en sus períodos de gobierno, por espacio de 22 años, y con recursos propios.

El río Yuna, con sus casi 5,400 kilómetros cuadrados de cuenca, es el río que atraviesa las tierras más fértiles del país. Apoyándose en esa realidad es que debe ser aprovechado, cosa que se empeñó con las presa de Hatillo y de Rincón mejorándose el caudal del canal de Las Guáranas.

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