La prisa de José Tomás

La prisa de José Tomás

UBI RIVAS
José Tomás Pérez, alto dirigente del PLD y el único senador de esa agrupación política, concedió una entrevista al recién inaugurado semanario Clave, correspondiente al mes de abril, en la que anunció su propósito de lanzar su candidatura presidencial en los comicios de 2008.

José Tomás, como todos los políticos, tienen absoluto derecho para optar a la posición más encumbrada del tinglado político, la Presidencia de la República.

De todas maneras, esa es la meta de todo político, como la de todo estudiante universitario graduarse en la profesión que escogió, todo militar a llegar a ser jefe de su arma o secretario de las FFAA, todo policía a ser jefe de su institución, todo cura a alcanzar la mitra de purpurado cardenalicio, y más arriba, Papa; todo pelotero descollar en las Grandes Ligas.

En todas esas profesiones, empero, es obligatorio escalar uno a uno los peldaños hasta la cúspide, sin brincar uno solo, porque entonces el propósito de desvirtúa, festina, descamina, no logra el propósito original.

En política, las escalas son harto tortuosas, difíciles, y la muestra es que de todos los que se arraciman en una carpa política, sólo uno o dos de una generación logran escalar la cúspide.

En el caso de José Tomás, a quien este servidor profesa una gran admiración y respeto por su manera elegante y decente de comportarse, ora como político, ora como jefe de familia, ora como interlocutor informal en un conversatorio in situ, riquísimo por la precisión de sus juicios, estimo que apresura a trancos sus metas, y eso, en verdad, no es ni aconsejable ni reditúa logros.

José Tomás ha debido, antes de anunciar su propósito, calibrar hondo la estructura de mando del PLD, y entender que ésta reposa en el arbitrio de Leonel Fernández, siendo o no Presidente de la República, como lo han demostrado los hechos.

Comenzando por reflexionar los motivos que determinaron que su reelección a continuar como senador no fuese una realidad, y los factores determinantes que intereactuaron para impedir su continuismo en la poltrona que hoy detenta, pero sobre todo, quien la posibilitó.

Reflota en el ambiente político que José Tomás no las tiene todas consigo con Leonel Fernández, a quien inclusive ha osado disputar su incuestionable liderazgo no tanto fuera del PLD, que lo tiene más que dentro, sino en las entrañas mismas del partido morado de la estrella amarilla.

Pero Leonel Fernández no dispone de ese liderazgo porque lo obtuvo regalado, sino porque se forjó como primero un formidable comunicador, articulista finísimo de Vanguardia, órgano escrito oficial del PLD, así como de profesor de Ciencias de la Comunicación en la UASD, de la que es un egresado agradecido por los aportes que ha concretizado allí, más que todos sus colegas juntos, con la excepción del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo, que ordenó la construcción del actual campus.

José Tomás ha debido primero ponderar que hoy por hoy, solamente hay tres líderes en el país que dominan enteramente sus respectivos partidos, que todo lo que se hace en ellos es producto de sus íntimas voluntades, en las referencias de Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Hatuey Decamps, y se termina de contar.

Todo lo que se pauta en el PLD, PRD y PRSD es producto del dictámen de los tres.

La paciencia es una virtud que solamente cultiva en el espectro político, Leonel Fernández, una de las virtudes que le sitúan en la cima.

En una ocasión, no importa la fecha, el generalísimo Trujillo envió al doctor Joaquín Balaguer a una misión oficial a La Habana, y Juan Bosch lo contactó, instándole a que defeccionara de la tiranía y se quedara exiliado.

El doctor Balaguer, con su inmensa paciencia, al par que sabiduría, le respondió a Bosch que aguardaría que el mango goteara de la mata. Y así sucedió.

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