La problemática haitiana
y sus vías de solución

La problemática haitiana<BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2007/05/67DEA532-B35D-4AA1-B96F-86D6C8511B13.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=293 data-eio-rheight=390><noscript><img
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POR TIRSO MEJÍA-RICART
Los recientes escarceos y debates acerca de la presencia de grandes núcleos de haitianos que penetran fácilmente en territorio nacional, las denuncias sobre múltiples adulteraciones del registro civil para facilitar la inscripción como dominicanos de nativos de Haití, los reclamos para que se permita la declaración como nacionales de los nacidos en el país sin importar si sus padres son extranjeros sin residencia legal, y la decisión de la Suprema Corte de Justicia de considerar a éstos como transeúntes sin derecho a declarar a sus hijos en el país, para culminar con el intento de despojar de su nacionalidad dominicana a la activista de origen haitiano Sonia Pierre; han puesto nuevamente en la agenda nacional e internacional un drama humano que se ha venido desarrollando en el país desde hace ya cuatro siglos y que ha generado error tras error por parte de nuestras autoridades y líderes, lo que amenaza con convertirse en una situación incontrolable para la institucionalidad y la paz social de la colectividad dominicana.

Los Errores de la Era Colonial

Una recapitulación histórica nos permite poner en su verdadera perspectiva la realidad de este problema, para que en lugar de buscar soluciones fáciles que induzcan nuevos errores, nos permita establecer y mantener una verdadera política de Estado de largo plazo.

1. La existencia de Haití en esta isla fue el producto de la torpeza del gobierno colonial español, que para evitar el contrabando y el tráfico de biblias protestantes que éste conllevaba, en lugar de eliminar el monopolio comercial de la metrópoli, determinó la devastación y despoblación de las bandas Este y Norte de la misma durante los años 1605 y 1606, dejándole así el campo libre a filibusteros, bucaneros y otros habitantes, así como a contrabandistas holandeses, ingleses y franceses, que se fueron posesionando primero de la isla adyacente La Tortuga y después del oeste del territorio, el que convirtieron con poco tiempo en la próspera colonia francesa de “Saint Domingue”.

2. Desde entonces, la lucha casi permanente contra los vecinos usurpadores del Oeste fue uno de los factores más importantes en la gestación de la identidad nacional dominicana, que incluyó la organización de sus habitantes en “cincuentenas” para la defensa de su tierra.

3. A partir de 1644, Francia colonizó la banda del nordeste de la Isla, con Bertrand D’Oregon como Gobernador, quien se dedicó a absorber nuevos territorios. E 1654, el Gobernador Interino de La Española, Montemayor y Cuenca, desalojó a los franceses de La Tortuga y de las costas del Noroeste, dejando una guarnición bien armada para evitar que éstos retornasen.

4. Pero el nuevo Gobernador de “La Española”, el Conde de Peñalva, celoso del prestigio ganado por su predecesor inmediato con ese triunfo sobre los occidentales, y por haber preparado la defensa que rechazó poco después la invasión inglesa de Penn y Venables (1655), desmanteló las defensas y abandonó esas tierras, lo que fue aprovechando por los franceses para instalarse nuevamente y redoblar sus ataques y avances; los que incluyeron la captura temporal de Santiago en 1660. La paz de Nimega (1678) reconoció de hecho ese status y otro asalto sobre esa plaza en 1689 que pretendía seguir hasta Santo Domingo que a duras penas logró recuperarla.

5. Pero en 1691, una formidable ofensiva del gobierno colonial y los domínico-españoles encabezada por el Gobernador Almirante Ignacio Pérez Caro, con la ayuda de la armada de Nueva España, se coronó con la batalla de Sabana Grande o de La Limonade, que destruyó las defensas de los franceses tanto en La Tortuga como en el oeste de la Isla, y le costó la vida tanto al Gobernador Tarin de Cussy, como a gran parte de alta jerarquía de la colonia francesa; pero los españoles volvieron de nuevo a dejar jerarquía de la colonia francesa; pero los españoles volvieron de nuevo a dejar el campo libre para que los intrusos reocuparan el espacio abandonado, con un nuevo Gobernador nuevos habitantes provenientes de la isla de Santa Cruz, así como numerosos esclavos robados de Jamaica y Cartagena de Indias.

6. En 1695, una nueva expedición, esta vez hispano-inglesa, no solo destruyó las instalaciones franceses en La Tortuga y el norte de la isla hacia el Oeste, sino que se llevaron a casi todos los esclavos; y todo parecía indicar que sería el fin de esa colonia, cuando la Paz de Ryswvick de 1697 con Francia, restituyó para la metrópoli española los territorios que Francia le había conquistado, pero le entregó a cambio a esa potencia de una manera formal la parte del oeste de esta isla.

7. A partir del año 1700 con el ascenso de la Casa Borbón a la corona española con Felipe V, nieto del aún actuando Rey Sol, Luís XIV, la dependencia política de España con respecto a su vecina se hizo sentir en Santo Domingo, ya que los dominicanos tuvieron que defender su territorio durante casi un siglo sin contar con el apoyo real de su monarca y en gran parte de sus gobernadores; por lo que debieron resistir estoicamente, desde un intento de toma por sorpresa de la colonia en 1714, hasta la absorción del territorio en la parte central de la isla, ya que fue aceptada por obvia la delimitación por el Norte y el Sur de los ríos Masacre y Pedernales respectivamente.

8. No obstante, durante ese período se estableció entre esas dos colonias un intercambio comercial mutuamente provechoso de ganado, pieles y maderas por productos manufacturados y se introdujo el cultivo del tabaco en Santiago y sus alrededores, que impulsaron la economía de la colonia. La llamada “Revuelta de los Capitanes” de los colonos domínico-españoles, tan temprano como en 1721, tuvo por objetivo que se permitiese ese comercio libremente sin mayores trabas ni impuestos, cosa que fueron logrando progresivamente.

9. Al final, el país tuvo que soportar los rigores de la guerra franco-española a consecuencia de la Revolución Francesa, cuyo resultado final fue la cesión de toda la isla a Francia mediante el Tratado de Basilea, como epílogo de la inconsistencia y deslealtad de la Metróli hacia su primera colonia en el Nuevo Mundo, lo que abrió las puertas para que el haitiano Toussaint L’Ouverture invadiera al país en 1801 a nombre de Francia, en cuyo nombre gobernaba ya la parte oeste de manera omnímoda.

Los Errores de la Era Republicana

Si muchos fueron los errores cometidos por España y sus gobernadores de la Isla durante los siglos XVII y XVIII de la era colonial, que explican los infortunios y pérdidas de la parte occidental de la isla; no menos puede afirmarse acerca de la forma en que los autoridades y grupos sociales dominantes, primero españoles y luego dominicanos, han manejado la cuestión haitiana en los dos siglos de la era republicana. Veamos…

1.- La Revolución Francesa y más tarde la Revolución Haitiana, fueron los detonantes iniciales del desarrollo del sentimiento nacional dominicano. Luego lo fueron el movimiento independentista latinoamericano y el deterioro de la vida económica y social experimentada por el país durante el llamado período de la España Boba (1809-1821). Pero ese estado de conciencia colectivo pudo madurar a consecuencias de la dominación haitiana padecida por el pueblo entre 1801 y 1802 y del 1822 al 1844, sentimiento que se vio fortalecido por el movimiento trinitario de Duarte y las guerras domínico-haitianas, así como por la Guerra de Restauración de la República y las jornadas contra la anexión a los Estados Unidos protagonizadas por Luperón y otros patriotas. Esta última se frustró también por el rechazo de la anexión por parte del Senado Norteamericano, gracias a la oposición tenaz del senador Charles Summer y otros líderes norteamericanos abolicionistas del Norte, admiradores de Haití por su lucha emancipadora.

2.- En las dos ocasiones iniciales en que los haitianos ocuparon el territorio nacional, del 1801 al 1802 en nombre de Francia y del 1822 al 1844 a título propio, éstos encontraron poca resistencia inicial porque indujeron en su favor o la neutralidad a los dos sectores más dinámicos de la sociedad dominicana de entonces; los hateros y los esclavos, al garantizar para los primeros las propiedades y los propietarios, y decretar para los segundos la desaparición de la esclavitud en todo el territorio. Sólo en 1805, luego de exigir a los pobladores de Santiago en 1804, “contribuciones” y otros atropellos, que causaron la expulsión de sus aliados en la villa, presentaron éstos y los franceses una resistencia eficaz, a la que respondieron los haitianos con degüellos masivos, devastaciones, deportaciones y otros actos de barbarie, sobre todo en el norte del país, encabezados por los propios Dessalines y Cristóbal, que dejaron una huella profunda en la conciencia de los domínico-españoles.

3.- La Era Colonial terminó en el país en 1821, con la llamada “Independencia Efímera”, protagonizada por Núñez de Cáceres y los criollos que lo acompañaron contra España. Su “Estado Independiente de la Parte Española de Haití” o Haití Español, no pudo sobrevivir porque desalojó del poder a los hateros que gobernaban bajo la bandera de la Metrópoli y no fue capaz de emancipar a los esclavos. Boyer entró en Santo Domingo casi sin oposición organizada dos meses después.

4.- La dominación haitiana del 1822 al 1844, durante la cual una minoría mulata relativamente ilustrada de ese país gobernó la Isla, significó un período de transición importante, en el cual desapareció la esclavitud, se estableció la legislación napoleónica e instituciones repúblicas más avanzadas; se repartieron tierras a los campesinos, se liberalizó el comercio externo, no se permitió a extranjeros ejercer el comercio detallista y se mantuvo en paz el territorio; todo lo cual contribuyó al crecimiento económico y social dominicano, no obstante el despotismo y las humillaciones a que se vio sometida la población dominicana; hasta que el pago de compensaciones a Francia a cambio del reconocimiento de la independencia haitiana y el terrible terremoto del 1842 arruinaron y causaron el descontento en toda la isla en los últimos años.

5.- Durante esta etapa sin embargo, las diferencias sociales y culturales, mucho más que las raciales, quedaron manifiestas entre ambos pueblos. La divergencia de costumbres e intereses económicos y las diferencias en recursos naturales fueron creando las condiciones subjetivas y objetivas que hicieron posible, no solo la separación dominicana de Haití en 1844, sino la consolidación de los sentimientos nacionales en el pueblo dominicano, que aún estaban en ciernes.

6.- La separación de Haití se pudo producir rápidamente en razón de que en realidad la mayor parte del ejército haitiano presente en la parte oriental de la isla estaba compuesto por dominicanos que hacían el servicio militar, incluyendo a sus oficiales, que eran escogidos en su mayoría por la tropa. Por eso la recuperación del territorio se produjo sin mayores contratiempo tan pronto capituló la guarnición haitiana de Santo Domingo el 29 de febrero del 1844. Las guerras domínico-haitianas fueron ganadas por los dominicanos sin grandes bajas, no obstante la inferioridad numérica de éstos, debido a que los criollos luchaban defendiendo su territorio desde posiciones estratégicas altas y se desplazaban sobre animales de carga; mientras que los haitianos se lanzaban sobre territorio extraño, hacían largos recorridos a pies y carecían de apoyo logístico que les asegurara alimentación y otras atenciones, lo que los inducía a desertar tan pronto se presentaban dificultades serias.

7.- Desde la Restauración de la República en 1865 hasta el 1937 se fue produciendo entre ambos pueblos y gobiernos que comparten la isla un proceso de acercamiento e intercambio que se manifestó en los acuerdos de límites de 1874, 1895, 1898, 1899, 1929, 1935 y 1936.

8.- Sólo en el 1901, un desacuerdo en el seno de la Comisión Domínico-haitiana que trazaba la línea fronteriza, provocó una falsa alarma de invasión de Haití por el Cibao, lo que utilizó el Vicepresidente Horacio Vásquez para marchar hacia la frontera en actitud hostil y repartir las armas y cartuchos de los arsenales del Ejército a varios miles de sus seguidores, las que nunca regresaron y fueron uno de los factores determinantes de los tres lustros de violencia política que siguieron en el país.

9.- Durante los últimos cuatro decenios de ese período, con el crecimiento de la industria azucarera y del control político norteamericano en ambos países, se introdujo el uso de braceros importados de Haití bajo permiso temporero , en sustitución de los “cocolos” que venían como inmigrantes de las antillas inglesas, a fin de reclutar mano de obra barata, sin posibilidad de reclamaciones. La Orden Ejecutiva dictada en 1919 por el gobierno intervencionista norteamericano, que prohibía la inmigración de personas que no fueran de raza aria, poco menos que un absurdo en un país con clara mayoría de mulatos y negros como el nuestro, fue una manifestación de esa política.

10.- La horrenda matanza ordenada por Trujillo en 1937, y el terror que ésta generó entre los haitianos, un mayor control fronterizo y las inquietudes políticas de nuestro país entre el 1960 y el 1966, redujeron esos intercambios radicalmente.

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