La promoción de actos terroristas y feminicidas es un estímulo para los futuros actores

La promoción de actos terroristas y feminicidas es un estímulo para los futuros actores

El acceso a la comunicación cambio desde el 1989 tras la caída del Muro de Berlín. La información, el contacto global, el internet, dejo de ser un uso exclusivo militar de guerra y desde entonces, todos tenemos acceso a ella.
La pregunta es la siguiente: ¿Estamos dándole el uso adecuado que este extraordinario recurso amerita, o nos está quedando grande?
Tomemos como ejemplo la reciente masacre en Christchurch, Nueva Zelanda donde resultaron muertas más de 49 personas, ejecutada por un extremista racial de nombre Brenton Tarrant, australiano de 28 años. ¿Creen que si esta persona no habría contado con que este horripilante suceso sería presentado a doto el mundo, por todos las plataformas donde se pueda presentar una noticia, habría ejecutado este acto de odio?… La respuesta es un contundente no, no habría ejecutado ese hecho.
Los actores de la comunicación, los grandes medios internacionales, nacionales, el ciudadano común que utiliza las redes sociales, no nos estamos percatando de que estamos dándoles un espaldarazo a estos actores al compartir estos actos que para los protagonistas es una hazaña y que gracias a que todos lo compartiremos, hablaremos de el o ella por siempre convirtiéndolos en referentes.
En el caso de los feminicidios, de manera muy particular en nuestra República Dominicana, me he puesto la tarea de investigar a partir de qué fecha y como ha ido aumentando este lastre social que nos invade; ¿Qué motivos pueden estar presentes a la hora de ejecutar estos actos deplorables a parte del motivo pasional?
El resultado de meses de estudio arroja como resultado a los medios de comunicación como un elemento motivacional en los feminicidas para ejecutar los hechos, esto acompañado de un sentimiento posesivo irracional del hombre, catapulta la decisión de ejecutar un hecho que al entender del femenicida, quedará como un ejemplo en que todos vean: ¡Que con los hombre no se juega!… Dándole la garantía los medios de comunicación de que su mensaje llegara a puerto seguro.

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