Primero que todo, advierto que con la redacción de este artículo no pretendo jugar a crítico de cine ni nada por el estilo, pero desde mi humilde punto de vista, “La Gunguna”, ópera prima de Ernesto Alemany bajo la producción de Juan Basanta, ha sido lo mejor de lo que se ha estrenado en la pantalla grande dominicana en lo que va del año.
Con esta cinta, sus realizadores demostraron que sí se puede hacer cine de calidad sin tener que vincular lo comercial con lo artístico de manera burda y grotesca, como hemos visto en producciones anteriores. Y eso que contaron con el apoyo de importantes marcas dominicanas, las cuales deben sentirse orgullosas por haber creído en tan bonito e interesante proyecto cinematográfico.
Aquí brillan elementos que se pueden apreciar sin desperdicio alguno. Estos son el guión, la fotografía, las actuaciones (todas, sin importar la jerarquía de actores y extras, estuvieron bien logradas y dirigidas, en una misma armonía); iluminación, efectos, banda sonora (compuesta por ritmos autóctonos contagiosos, los cuales ambientan algunas de las diferentes escenas) y la colorización.
En cuanto a los paisajes y locaciones, me parecieron las indicadas para cada escena y sus planos están tan bien logrados que hasta los suburbios de nuestro Gran Santo Domingo se lucen con cierta hermosura gracias a los diferentes ángulos desde donde fueron captados.
La trama. Está compuesta por varias historias, todas hilvanadas, ¡y de qué manera!, con una pequeña pistola de calibre 22 llamada “La Gunguna”, la cual, como diría el reconocido actor y dramaturgo Waddys Jáquez, pasa de ser un simple objeto a convertirse en un personaje y las diferentes situaciones que se van dando durante el desarrollo de la cinta giran en torno a ella, manteniendo al espectador en suspenso.
Lo más interesante de todo es que cada una de estas historias refleja, de manera crítica y responsable, lo que somos como sociedad, poniendo de manifiesto nuestra idiosincrasia, cultura social y política con mucha altura y mesura, sin caer en exageraciones. Todo tal cual es.
El filme también contiene momentos de acción muy bien logrados y cierta dosis de humor, pero a un nivel sutil y no traído por los pelos, sino que presenta situaciones jocosas de manera espontánea, tal como suelen ocurrir en nuestra cotidianidad, haciendo que uno se vea reflejado en ellas.
En definitiva, “La Gunguna” es entretenida y no se burla de sus espectadores, te atrapa desde el principio hasta el final.
Técnicamente hablando es una propuesta aceptable, donde sus productores cuidaron el más mínimo detalle con delicadeza y pulcritud, lo que indica que nuestra industria sigue escalando peldaños y – poco a poco- deja de usar pañales para comenzar a utilizar calzoncillos. ¡Digo yo!