Luis propuso un conjunto de medidas que permitirían paliar la situación de cientos de miles de dominicanos, si el gobierno actúa con la inteligencia y la presteza que impone el momento.
Estimó que debe crearse un fondo contingente que garantice un ingreso de 10 mil pesos al mes y en caso necesario, extenderlo.
Esa es una propuesta que va directa al bolsillo de los consumidores, de los trabajadores que serán cesanteados por la reducción de las actividades debido a la crisis provocada por el coronavirus.
En dos meses hay elecciones presidenciales, el gobierno hará lo imposible por quedarse con el poder. Parte de su respuesta consiste en reforzar el clientelismo, para lo cual, prepara fundas con alimentos para repartirlas entre los miembros del Partido de la Liberación Dominicana.
Ya lo hicieron en 1998, tras el paso del huracán Georges, cuando se dedicaron a repartir alimentos solamente a sus parciales con lo que ganaron el justo mote de comesolos. Son capaces de eso y mucho más.
Para volver a la propuesta de Luis, en Francia habrá subsidio, en Estados Unidos fue propuesto y, en El Salvador se suspendió el pago de la energía eléctrica, de los alquileres, del agua, del teléfono y del internet. Un legislador norteamericano propuso la entrega de un subsidio de mil 200 dólares, por persona, y mil 500 por pareja.
Como nadie está obligado a lo imposible, la lógica de la propuesta de Luis hay que verla, también, ante la posibilidad de una moratoria en el pago de la deuda externa, decisión que liberaría miles de millones de pesos para afrontar la necesidad de mantener la población y fortalecer el renacer de la actividad económica. Tal decisión ensombrecería el futuro inmediato de una economía tan dependiente como la nuestra.
Aquí hay medicamentos y comida suficientes para superar la crisis sin desabastecimientos, lo que falta es actuar con firmeza, sin arbitrariedades, hay dueños de farmacias, colmados, supermercados, que alteran escandalosamente el costo de los productos que venden, los cuales no hay razón para que se vendan a precios más altos que los de hace 15 días.
El principal problema es el hoy y el destino de cientos de miles de dominicanos que se ven enfrentados a una situación inesperada para todos, para la cual nadie estaba preparado.
Las crisis enseñan y obligan a enfrentar las dificultades con todo lo que desconocíamos que éramos capaces de hacer. Este es el momento de usar todas nuestras fuerzas, todo nuestro ingenio, dejar de lado las malquerencias y las pequeñeces y actuar para el bien común, contribuir con la solución de los problemas que nos afectan a todos.
Las decisiones no deben ser para favorecer a los sectores bancario y financiero. Hay que actuar en favor del pueblo.