En estas breves líneas no puedo desarrollar cabalmente la idea de si la República Dominicana, un importador tradicional neto, pudiera dar un “gran salto adelante”, al mejor estilo chino, y convertirse en nación exportadora.

Pero la conferencia magistral dictada por el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez, titulada “El rol del sector exportador en el desempeño de la economía dominicana”, deja la impresión de que el país es capaz de consumarse como líder exportador regional.

Debido a su valioso mensaje y contenido institucional, así como a la inabarcable experiencia profesional del conferenciante, su discurso deviene en parte integral de una estrategia nacional de exportación, dirigida a replantearse el papel dominicano dentro del contexto del comercio internacional. Parece que se trata de construir patrones, una cultura, para el efectivo intercambio con el exterior –quien vende que, a quien-. Estudiar para producir y exportar.

Luego de citar fiables expectativas de crecimiento y logros tangibles, Valdez Albizu sostuvo que el sector exportador constituye el motor del crecimiento y un aliado de la actividad macroeconómica por sus aportaciones a la generación de divisas, empleo y valor agregado.

Creo, no obstante, que la médula de su excelente disertación subyace en la precisión de que los casos internacionales exitosos de promoción de las exportaciones –Singapur, Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán- (yo agrego Holanda, India e Israel), “han conllevado años de reformas estructurales e institucionales”. Y añadió: “Ciertamente, no basta con tener un buen posicionamiento geográfico, recursos naturales y e infraestructura logística. Hay que preservar la estabilidad macroeconómica, propiciar reglar claras, trabajar en la competitividad, oferta exportable de calidad y equidad tributaria, entre otras medidas.

He aquí el desafío: ¿Seremos capaz de subir esa montaña económica tan empinada, propuesta por el Gobernador Valdez Albizu?