La prótesis oscura en la poesía de Amable Mejía

La prótesis oscura en la poesía de Amable Mejía

Con El Libro Inevitable (Editora Búho, 2021), el poeta y narrador Amable Mejía vuelve a sorprender y a dar sobre la mesa de la poesía actual dominicana, un soberano manotazo. Es un libro que, aunque su autor lo presenta bajo el pecaminoso rotulado de “poesía”, creo que está más allá del género. Lo que tiene de prosa, y la forma visual de lo escrito, desborda el encasillamiento.

De entrada, uno al ver los bloques, esos párrafos que presenta El Libro Inevitable, de inmediato se dispone a leerlo con libertad, y sin el prejuicio que con tiranía establece el verso.

En estos tiempos, como en otros posiblemente, no basta con aparecerse con un librito de poesía bajo el brazo y una miradita de inocente petimetre; ahora es obligatorio plantearse las cosas con el arrobamiento y maldad con que el criminal amuela la hoja del cuchillo mientras observa el cuello del enemigo.

Y en este sentido, como el viejo ladrón o el perro huevero, Mejía retorna a sus fechorías, vuelve a impregnarle maldad a lo que escribe. El amor y la baratija (Editora Nacional, 2007) fue un magnífico prolegómeno de lo que serían posteriormente sus correrías y maldades literarias.

En los textos poéticos de este singular creador no hay fórmula en la manera de escribir. Cruza y entrecruza visiones, observaciones, planteamientos, miradas, para así sabotear la felicidad que buscamos todos, para de esa forma hacer añicos la lógica con la que nos relacionamos con nosotros mismos y con quienes están al frente y alrededor.

Con El amor y la baratija, y ahora, El libro inevitable, Amable, sin planearlo, se ha decantado por iniciar una saga que se relaciona con la decadencia del ser humano y de las relaciones en sentido general. (amistosas, familiares, sociales). Y lo hace con buen pulso, con una ironía que al parecer solo se salva el ahogado.

En su decir no existe ni un ápice de retórica, es poesía que de la palabrería huye, en ella respira una plenitud y el ojo que mira, la mente que confronta, que juega, y que cuestiona.

En los textos de Amable la palabra con apariencia mansa es acogida por el poeta, pero para crear una feroz idea. Y más allá de contar con la palabra sonora, Amable convence por el eco producido.

Donde las lágrimas serían más conmovedoras si la boca no conservara ni un diente (página 46….)
No es la de Amable una poesía del pensamiento, ese que impone palabras como Ser y Nada para buscar profundidad donde prima la chatura. Es poesía que empuja a pensar, es poesía que nos muestra los abismos sin ningún tipo de aspaviento teórico o existencial.

Este plantear la decadencia con gracia, con buen pulso, se fundamenta en que el aeda Amable parte de una sinceridad ligada estrechamente a la incertidumbre en que siempre aspirar a vivir, sin dar nada por terminado o definido.

Es El Libro Inevitable una mezcla de Antonio Porschia (alargado) y los aforismos de Federico Nietzsche (sabiamente acortados), para entonces hacer brotar a un icónico Amable, un tipo que tiene los juegos pesados, un elemento que, aun moviéndose en un cuarto a tientas, y pistola en mano, sabe dónde poner el cañón para el más buen resultado.
“Hermano hasta que no se tiene hijos. Hijos, hasta que no se van. Hijo solo en el vientre. Afuera, algo tan frágil que se puede quebrar con la mirada o el aliento”.

La riqueza y novedad en el lenguaje de este nuevo texto poético de Amable, provienen de la forma en que vive y ve la vida, de la forma en que va construyendo un universo más allá del engreimiento que da el prestigio o el prejuicio. Estamos ante una poesía de gran calibre, cada día más escasa en el medio.

Y es que obtener este lenguaje fresco, acercarse a esta la prótesis de su poesía que ayuda a caminar a lo oscuro, la forma luminosa que impera es un logro. Ovación merece este libro en que Amable nos enseña que de este valle de relaciones humanas nadie sale ileso, incluso el más maldadoso o protervo de todos los seres humanos.

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