La pseudociencia ataca: constelaciones familiares

La pseudociencia ataca: constelaciones familiares

No sé por dónde empezar, si por el asombro o por la indignación. Primero fueron los famosos coaching, después la desvergüenza de la psicología cuántica transpersonal, el fraude de la cienciología y ahora las constelaciones familiares de un tal Bert Hellinger, un ex sacerdote católico admirador de Hitler (escribió un poema en el que manifiesta que Hitler actuó bajo el influjo de una fuerza superior), justificador del incesto (la culpa es de la madre por negarle placer sexual a su marido) y creador de una fementida “psicología sistémica” sin conexión alguna con la Teoría General de Sistemas de Ludwig Von Bertalanffy, aunque aprovechándose de los incautos al citar y mezclar sin concierto algunos conceptos científicos.

Lo que asombra es que con estos armamentos pseudo-científicos hayan podido colarse en algunas instituciones educativas de reconocida solvencia, dar conferencias o cursos y declarar que gozan de su aval académico.

Lo que indigna es el descaro con que estos sujetos se presentan como expertos en todo y capaces de brindar la felicidad en una hora de charla motivacional o con la escenificación de una “familia sustituta”. Pero ese descaro lo aprendieron de Bert Hellinger, quien cuando se le demuestran contradicciones con un libro que escribió diez años atrás, responde: “Qué me importa a mí lo que dije hace diez años”.

En 1997, en la ciudad de Leipzig una mujer cometió suicidio tras haber tomado parte en una “constelación familiar”. Ella estaba sufriendo de una depresión severa. La respuesta irresponsable de Hellinger fue: “No se me ocurrió que ella pudiera haber sido suicida. Yo sólo la vi por tres minutos”.

Por eso Hellinger no puede publicar nada en revistas científicas y por lo mismo nunca obtuvo licencia de psicólogo en Alemania y su grupo fue calificado de secta psicológica.

Pero estos descerebrados también tienen el tupé de citar frases de un tal Osho (“Gurú de los Rolls Royce”) perseguido como delincuente alrededor del mundo hasta su muerte.

Lean esta perla del tal Osho muy usada en nuestro país: “La mitad de tu Ser consiste en tu madre y la mitad de tu Ser consiste en tu padre. Tú estás aquí por ellos. Todo lo que te está ocurriendo es, en cierto modo, por ellos”. O sea que todo lo que me ocurre es a causa del destino ante el cual no tengo libertad de cambio y los culpables son mis padres. Por eso se atreven a presentarse en público a hablar por ejemplo de autismo y saltar con la barrabasada de que esa importante condición neurobiológica está originada en una tragedia como un asesinato que ocurrió entre nuestros antepasados y que por tal motivo este niño es autista, ignorando todas las investigaciones actuales sobre autismo. ¡Válgame Dios! Qué gente tan malsana.

Por otro lado, son expertos en crearse un “curriculum” a base de invitaciones a disertar o hacer cursos entre ellos en diferentes partes del mundo para revestirse de una honorabilidad y fortaleza académica de la que realmente carecen. Muchos ni siquiera son psicólogos ni psiquiatras.

Es bueno que la ciudadanía sepa que no hay inocencia en estos “consteladores familiares”. Ellos saben la infinidad de rupturas familiares que su “terapia” ha producido, pero siguen ofreciendo “cursos” a US$2,000 (RD$90,000) y hacen que uno firme un acto notarial como garantía del pago total si lo contratas a plazos. “A gente que sabe” dicen en el campo.

Nuestro problema reside en que además de lo difícil que es hacer ciencia en nuestros países, tenemos que estar gastando energías en enfrentar a la pseudociencia porque ésta no solo sorprende a los ciudadanos, sino que desacredita la ciencia a los ojos de aquellos que han caído en sus garras.

Le aconsejo no gastar su tiempo ni su dinero en zanganadas como las “constelaciones familiares”.

 

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