La psicología y el cáncer

La psicología y el cáncer

En este mes de octubre estamos celebrando el Mes de la  Lucha Conta el Cáncer, por esa razón me motivo en escribir sobre este mal que atrozmente cada vez arropa a mayor cantidad de personas en todo el mundo.

De manera, que es preciso esclarecer que esta enfermedad del cáncer es un padecimiento grave y complejo que tiene una evolución cuyo pronóstico depende de la etapa de presentación, ocasionando un gran impacto físico, psicológico y social en las personas que lo padecen, en su entorno familiar y social como en el equipo de salud que les atiende.

Entre los factores que afectan la evolución y calidad de vida de los pacientes con cáncer se encuentran aquellos que dependen de la misma enfermedad, de los tratamientos y del pronóstico.

Las secuelas más reportadas son síntomas de ansiedad, depresión, trastornos adaptativos y delirium. Con base en esto, la psicología ha aportado una sub-especialidad dentro de la psicología de la salud: la Psico-oncología, que se encarga del estudio de los factores bio-psicosociales que afectan la morbi/mortalidad por cáncer y las respuestas emocionales de los enfermos, familiares y profesionales.

El tratamiento psicológico del paciente de cáncer tiene como objetivo mejorar la calidad de vida y la adaptación, tanto del paciente como de los miembros de su entorno familiar, aunque en todo momento la intervención psicológica ha de estar integrada con el servicio de atención médica de un modo inter/multidisciplinar. Y es que las/los pacientes que sufren cáncer y reciben tratamiento psicológico viven más, según un estudio realizado por la Universidad Estatal de Ohio (EEUU); los autores destacan que las posibilidades de morir disminuyen en un 44%.

El estilo de afrontamiento y el nivel de ajuste o adaptación del paciente ante el cáncer va a depender del grado de patología a nivel clínico, de los efectos de los tratamientos (cirugía, quimioterapia, radioterapia, etc.) del nivel y modo de información que reciba, del apoyo social y recursos ambientales; así como de las competencias del paciente para hacer frente al estrés y la disponibilidad de tratamiento psicológico.Un nuevo estudio publicado recientemente en una revista llamada “Cáncer”, demuestra que el tratamiento psicológico, centrado sobre todo en cambiar el estado de ánimo, hace que las pacientes con cáncer vivan más, porque reduce a la mitad el riesgo de recurrencia del tumor. Incluso aquellas que sufren la enfermedad por segunda vez, lo hacen un 45% más tarde si han contado con la ayuda de un psicólogo.

La información del diagnóstico o tratamientos a seguir, puede hacerle sentir al paciente mayor ansiedad inicialmente, pero a mediano y largo plazos los pacientes informados y sus familiares logran desarrollar una mejor adaptación al proceso: la ausencia de información puede producir una mejor adaptación pero sólo a corto plazo. Ha de tenerse en cuenta que el dar información puede llevar a un mayor estado de estrés sólo si no se acompaña de entrenamiento en estrategias para afrontar los problemas que se originarán. Conviene, por tanto, registrar los efectos de la información, así como la precisión y comprensión por el paciente de lo que se ha comunicado.

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