La puesta en escena

La puesta en escena

Snayder Santana

El concepto de puesta en escena, nos remite directamente a la noción dramática de representación. Hace referencia en principio al cine y la televisión, a lo teatral en cuanto al montaje de un espectáculo. Este concepto define y describe la forma, composición y función de los elementos que aparecen sobre un escenario o un encuadre determinado.

Según el semiólogo y antropólogo argentino Eliseo Verón, la “puesta en escena es sinónimo de puesta en sentido: no hay entonces producción de sentido sin puesta en escena.” Es justo ahí en la creación de sentido donde este concepto se aplica a la política y desde la estrategia política se pone en ejecución. Este es pues el eje central de este somero análisis sobre la significación y la creación de sentido propiciado desde el poder político; en este momento histórico que vive nuestro país.

La puesta en escena, implica que quien dirige el proceso cuenta con los recursos para armar la trama que desarrollara la historia que se quiere contar. Poder para decidir quiénes y cómo participan, designar los roles, quien entra y quién sale de escena es parte la estructuración de un guión de teatro e igual en una acción política.

La difusión del relato juega un papel de primer orden. Los significados, los constructos, en especial los protagonistas y los antagonistas deben apegarse a un guión preestablecido con un hilo argumentativo que servirá para hilvanar la idea final del acto o escena.

La puesta en escena en la trama política tiene mucho que ver con la creación del sentido común, de establecer quiénes son los malos y sobre qué base deben ser juzgados, dado que quien escribe el guión elige a sus adversarios y pone en sus manos el material con el cual estos actuaran.

Consciente o inconscientemente estos entran a la acción. Solo veamos los papeles y espacios en el relato de la teatralidad política y judicial actual de nuestro país y como llenan esos espacios organizaciones de la sociedad civil y los movimientos sociales, no así la oposición política estructural y partidaria que anda construyendo sus propios relatos.

Las herramientas sobre las cuales se sustenta hoy día la puesta en escena de la política, guarda estrecha relación con el poder comunicacional, la dinámica de la masificación de la información exprés, la banalización del discurso político, la dinámica de lo Híper-textual e híper-medial, en el cual todos los instrumentos y medios de significación participan al unísono cual sinfónica creadora de un sentido totalizador que luego es pregonado como verdad ultima del relato social, desde lo popular hasta la élite y vice versa.

Esto trasciende visión la nietzscheana de que los hechos (verdad) no existen sino la mera interpretación de estos. Nietzsche estableció la teoría de que la interpretación con más poder se impone sobre las demás interpretaciones creando así la verdad, siempre desde el poder. En la puesta en escena de la política esto vas mucho más lejos pues se establecen de antemano las interpretaciones y se arma el guion ajustado o dando respuestas a estas, así mediante los constructos de interpretación colectiva previamente establecidos, la interpretación se sujeta al guion y este a su vez se convierte en verdad absoluta.

Así las cosas se imponen el axioma marxista de que a una realidad concreta un análisis concreto. Dado lo etéreo y efímera que parece la realidad en las actuales condiciones, el esfuerzo debe ir enfocado en primer lugar a no ser interpretado por el poder y a no ser esa oposición que el poder se prevé y necesita para legitimarse. Escapar a la tentación de mirar hacia los globos de gas y situarse por fuera de las interpretaciones del guión político. Solo ahí, en la periferia, mirando la sombra que precede a la luz podremos entonces ver todo aquello oculto por la resplandecencia mediática del poder.

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