El título de este artículo no es original mío, lo tomé prestado de Eric Schneiderman, Procurador General de Justicia del Estado de New York. En dos comparecencias que hizo la semana pasada, la primera el jueves 2 de junio del presente año en el programa ABC News Good Morning América, y la segunda en MSNBC Morning Joe, declaró que “Donald Trump organizó un esquema fraudulento al organizar la Universidad Trump”. Dicha Universidad, según el Procurador, no estaba registrada ni muchos menos autorizada para impartir docencia en la ciudad y el Estado de Nueva York.
Schneiderman aseguró que su equipo de fiscales tienen evidencias -vídeos – que muestran el fraude montado por la ahora quebrada Universidad. “Donald Trump, personalmente se apoderó de millones de dólares del scam fraudulento”. Según el Procurador, eso nunca fue una Universidad, el fraude empieza en llamar a eso una Universidad. El esquema fraudulento, según el Procurador, envuelve millones de dólares. Concluyó que Trump deberá devolver hasta el último centavo.
Miles de personas pagaron cada una cerca de 35,000 dólares por año para que Trump les enseñara sus secretos del negocio inmobiliario. Sin embargo, el Procurador indica que tiene testimonio bajo juramento del propio Trump, “que él no escribía el currículum de los cursos”.
Según el Procurador, hará que Trump suba a estrado, inmaterialmente del proceso electoral, pues no hay inmunidad en los Estados Unidos “para asuntos de fraudes civiles”. Es bueno señalar que esta demanda del Procurador empezó en el año 2011, mucho antes de que Trump fuese candidato de los republicanos para las elecciones presidenciales de noviembre de este año.
Al presente, hay tres demandas en diferentes Estados por los alegados fraudes de dicha Universidad. Según un Magistrado, de uno de esos casos sometidos en California, el Juez Federal, Gonzalo Curiel de la Corte del Distrito de San Diego, dice tener evidencias de parte de los empleados de la “Universidad”. Según ellos – los empleados -, la llamada Universidad era sólo la fachada para montar el esquema fraudulento. Dicho Juez ha sufrido todo tipo de ataques de parte de Trump en estos días – pues según el magnate inmobiliario, “el Juez no lo puede procesar, pues dicho Juez, es de origen mexicano”.
Esa afirmación, de que un Juez de ascendencia mexicana, “no lo puede procesar” ha destapado todos los demonios. Los propios líderes del partido republicano han alzado la voz en repudiar esas declaraciones. En vez de retractarse por sus desacertadas declaraciones, Trump se destapa ahora que tampoco un Juez de ascendencia musulmana puede juzgarlo.
En realidad, Trump ha entrado en un asunto impensable, la primera enmienda a la Constitución – la que garantiza la separación de los poderes públicos entre el Ejecutivo y el Judicial – podría verse amenazado, si por manos del destino este personaje se cuela de Presidente. “Quién sabe, qué daño tan grande – con una pluma y un teléfono – podría hacer este Señor”, dice, Ilya Shapiro del Instituto Cato, un Instituto conocido por sus pensamientos y acciones conservadores.
Por ejemplo, Trump anima a sus seguidores, que agredan a los que protestan en sus mítines, es más, dice, que les pagará los gastos legales a los agresores. Así las cosas, repetidamente ha prometido que prohibirá la entrada de musulmanes al país, o sea, que viola los preceptos de la Constitución que garantiza la libertad de religión y a sus seguidores la debida protección, espina dorsal de los derechos fundamentales de los ciudadanos de los Estados Unidos desde el primer día que se creó la República con las trece colonias, hace más de docientos años.
Así las cosas, tenemos un nuevo Dios, que sólo puede ser juzgado por un Juez blanco, con ojos azules y graduado de una Universidad élite de la nación. Así andan las cosas en el partido que ahora regentea la Marca Trump.