La quinoa, ¿clave en la seguridad alimentaria?

La quinoa, ¿clave en la seguridad alimentaria?

La quinoa (o quinua, si se prefiere) es uno de esos alimentos de moda que no hay suplemento dominical que no incluya en su sección gourmet ni restaurante de tendencia que se precie que no la tenga con orgullo en su carta.
De repente, un humilde plato de origen andino apenas conocido fuera de la cordillera ha pasado a servirse en las mejores mesas de todo el mundo con las bendiciones de nutricionistas, chefs y gurús de la alimentación.
Pero la fiebre por este pseudocereal de la familia de las espinacas y la remolacha no es gratuita. Sus cualidades nutricionales son muchas: abundantes proteínas, minerales, fibra y todos los aminoácidos esenciales en un producto sin gluten. Además, por si fuera poco, su planta resiste lo que le echen: puede prosperar en ambientes hostiles y tierras de mala calidad.
Todas estas ventajas han convertido a la quinoa en una de las esperanzas para alimentar a la creciente población mundial.
Con este propósito, un equipo internacional de investigadores ha completado la primera secuenciación de alta calidad del genoma de la quinoa (Chenopodium quinoa) y ha comenzado a localizar los genes que podrían ser manipulados para cambiar la forma en la que esta planta madura y produce alimento.
Según ha publicado la revista Nature las evidencias arqueológicas indican que la quinoa comenzó a cultivarse hace unos 7.000 años en el Altiplano alrededor del Lago Titicaca.

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