“Señores del Banco Central, si ustedes dicen que la economía está generando suficientes divisas para honrar nuestros compromisos como país y se tiene una reserva de 6,000  millones de dólares, entonces ¿qué o quien produce la escasez?” Las declaraciones del presidente de la Asociación de Empresas Industriales de Herrera y Provincia Santo Domingo (AEIH), Antonio  Taveras Guzmán, reflejan el desconcierto del liderazgo empresarial ante la inexplicable escasez de dólares, que según el presidente del Banco Popular, Manuel Alejandro Grullón, puede estar motivada, entre otros factores, por  una “demanda ficticia”  producto de las expectativas que se han creado en torno a la posibilidad de que la moneda norteamericana se encarezca. Como la ignorancia es atrevida, y acostumbrado por oficio a buscarle la quinta pata al gato sin importar del color que sea, me atreveré a plantear una “hipótesis” sobre otro elemento que estaría incidiendo en esa inusual sobre demanda: el factor Odebrecht. ¿Qué cómo así? Sencillo. Las investigaciones locales sobre los sobornos que pagó la constructora en el país, donde admitió haber repartido US$92 millones  a intermediarios  y funcionarios, han provocado el pánico entre sus beneficiarios y socios, muchos de los cuales ha multiplicado  sus fortunas  desde entonces, por lo que estarían comprando dólares como locos para esconder  debajo de la cama (los paraísos fiscales ya no son confiables) sus patrimonios  mal habidos de las autoridades, que algún pato tendrán que tirar al agua si quieren salir políticamente indemnes de este escándalo. No puedo probar esa atrevida “hipótesis”, hija legítima de mi infinita ignorancia,  por lo que no espero  que estos comentarios ayuden a los empresarios a entender “qué o quién produce la escasez de dólares”, ni que mi intuición periodística, porque solo de eso se trata, sirva para algo mas que para convencerlo de que lea esta columna hasta su punto final.