La rabia de los electores

La rabia de los electores

Una mirada alrededor del mundo lo confirma, la reacción se parece: la gente está cansada del clásico modelo político y sus exponentes. No obstante, intentar un perfil general aplicable en todos los escenarios constituye un total desconocimiento de la realidad de sociedades diversas que, con bastante inteligencia, acogen respuestas especiales en cada circunstancia.
Cuando los electores del distrito 14 de El Bronx salieron a votar a favor de Alexandria Ocasio Cortéz derrotaron a Joe Crowley, amo político en su demarcación y legislador durante diez períodos. Ese contexto electoral, reducido a un condado de altísima presencia puertorriqueña, guarda relación con los millones de mexicanos que llenaron las urnas por Andrés Manuel López Obrador, sepultando al esquema de poder con mayor raíz y control del aparato estatal en todo el continente: el PRI.
Para entender los resultados electorales de una jovencita de 28 años que representa la nueva estrella del partido demócrata era indispensable saborear la experiencia de un Bernie Sanders que, con su intervención en la escena estadounidense, abrió la senda social y progresista de una organización que se distanció de su base. Y no podía ser diferente con el pueblo azteca, porque el exponente del triunfo en las elecciones del pasado 1 de julio, luchó contra un sistema decadente con una enorme capacidad de alejarse de los parámetros de comportamiento decente, estableciendo en los partidos tradicionales la negación de las expectativas ciudadanas.
El interés que muestran los aparatos partidarios en negarse a los procesos de cambio y renovación ha ido creando las bases de respuestas ciudadanas con una enorme capacidad para entender la lógica que opera en las mentalidades seducidas por sabotear la conexión sincera entre las élites políticas y la gente. Por eso, la reacción expresada en marchas, demandas de transparencia y búsqueda de valores que entusiasmen a los desanimados. Aquí, la mayoría de los dirigentes que controlan las organizaciones creen que pueden burlarse de la presión por un cambio, al promover renovaciones cosméticas para anclar en el corazón de los ciudadanos de manera coyuntural, pero la gran tragedia llega desde el momento que se toma conciencia de la superficialidad del nuevo agraciado de los amos de turno.
Un obstáculo terrible para la clase política radica en el abrumador acceso a información que posee la ciudadanía. La desilusión llegó a los nicaragüenses cuando tuvieron certeza de la acumulación de los Ortega-Murillo. Nadie puede explicar el estilo de vida de los hijos de la revolución bolivariana. Y como ejemplo de crecimiento de negocios personales en medio de su gestión presidencial, solo hay que darse una vuelta por Argentina y conocer el patrimonio de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Contra ellos, la ira de los electores posee mayor fundamentación debido a que sus carreras políticas estuvieron fundamentadas en no reproducir los vicios de sus adversarios de “ derecha”. Claro está, no pasa igual con Pepe Mujica y Michelle Bachelet.
A los seguidores del Partido Popular en España, el caso Bárcenas no solo provocó la destitución del jefe de Estado, sino que hizo renunciar de la organización a Mariano Rajoy. Pero a Pablo Iglesias no le perdonaron la adquisición de una casa que no guarda proporción con su discurso y acento ideológico. Razones, sobran por doquier. Y la ira ciudadana seguirá respondiéndole.
En el país, la mayor carga de molestia se genera alrededor del PLD debido al empeño que desarrollaron en pensarse en amos de la decencia. Sus años en el Gobierno demostraron sus vacíos existenciales, deseos de acumulación y manía de pasar fondos públicos a bolsillos privados. Y la gente lo sabe, hasta muchos de ellos sienten el ojo escrutador en los centros comerciales, restaurantes, clubes sociales, asociación de padres y donde quiera que se mueven. Inclusive, el blindaje estructurado en los medios por vía de reconocidas bocinas de la comunicación, desacredita al defendido y devela a los voceros.
¡Los electores se están revelando, qué bueno!

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