Debo admitir que desconocía el hecho de que la denominada radio de galena hubiese tenido tanta influencia o presencia en el país en los años a los que me he referido en los últimos artículos. Enmarcados entre mediados de la década del 1950 y principio del 60. Sobre todo en la toma de conciencia anti trujillista y el deseo de conocer los acontecimientos desde la óptica internacional, ya que la radio local estaba adocenada por el régimen. Se prohibía cualquier actividad que se considerara atentatoria contra el sistema dictatorial imperante. Entre ellas cualquier noticia contra el Gobierno.

Fue una agradable sorpresa recibir notas y llamadas de personalidades destacadas en diferentes actividades de la vida nacional, señalando que olvidé mencionar la radio de galena dentro del proceso que describí en los artículos de referencia. Y aunque no solicité sus permisos para referir sus nombres, me permito mencionar a Manuel Mora Serrano, Emerson Díaz Vázquez, Abigail Cruz Infante, Norberto Santana, Chino Joa, Uto Sánchez, Leonte Brea, Humberto Rímoli, Fernando Mangual, Henry Acosta, Marcial Romero, Héctor Dotel, Efraím Castillo, Juan Francisco Herrá. De los que solo sus referencias ameritan un artículo de experiencias sobre radio de galena.

La primera vez que escuché el nombre de radio de galena fue en Salcedo, de parte del entonces seminarista Ramón de Jesús Pons Bloise, mejor conocido como Monchú, destacado luchador antitrujillista, quien se vio obligado a abandonar el seminario y desaparecer de la faz de la tierra hasta la muerte del tirano, pasando múltiples vicisitudes. El se atrevió, siendo seminarista durante un tedeum en la Catedral, con la presencia de Trujillo, a ponerse una mano en el cuello, sacando la lengua, en señal de muerte. Eso lo condenó. Luego se hizo médico y se dedicó al servicio social. Murió bastante joven víctima de un cáncer.

Luego aquí en la Capital, entre finales del 59 y principios del 60, volví a escuchar el nombre de radio de galena. Me habló de eso nuestro vecino, el desaparecido Ing. Chobi Gómez, quien recién había salido de la cárcel. Habló como algo especial. Igualmente lo escuché de mi querido primo Héctor Holguín-Veras. Llegué a ver un aparatico hecho a mano, que emitía sonido, pero no fui parte de esa cultura especial. En casa escuchábamos radio normal. De tubos como expresé.

Dicen algunos de los amigos que se han expresado sobre ese fenómeno, que escuchar noticias por radio de galena era algo así como un acto de heroísmo. Eso me indica que de alguna manera estaban perseguidos por los servicios de seguridad. Imagino yo. Pero indudablemente, por la cantidad y calidad de quienes han hablado de ello, de diferentes lugares y actividades, indican que sí.

No sé si las radios de galena eran de fabricación casera. Si se vendían. Si su confección era fácil o difícil. Solo he llegado a entender que se hacía necesario que le dedicara una entrega a ese artefacto que posiblemente el 80% de la población dominicana no conozca. Pero que fue, sin lugar a dudas, un medio para oxigenar el ambiente de quienes sentían asfixia en busca de libertad durante la tiranía.

Desconcía que la radio de galena hubiera tenido tanta influencia

Sobre todo en la toma de conciencia antitrujillista

He recibido notas y llamadas sobre el tema de destacadas personalidades