La raíz de los males

La raíz de los males

RALEIGH, NC, Estados Unidos.- Magdalena Núñez fue por muchos años maestra y directora de escuela pública en Santo Domingo.

Hoy reside en Norteamérica junto a sus tres hijos y nietos.

 “Amo mi país, pero me da pena cómo funcionan las cosas allá”, afirma.

Con voz melancólica habla de las deficiencias en los servicios públicos, especialmente en educación y salud.

Sus planteamientos son compartidos por otros tantos dominicanos que abandonaron República Dominicana en busca de una mejor suerte.

Concuerdan en que la raíz principal de todos  los males se encuentra en la actitud de los políticos.

“Ellos solo se empeñan en satisfacer sus propias apetencias y ansias de riquezas, sin preocuparse por el desarrollo y el bienestar real del pueblo”.

El internet y la televisión permiten a la comunidad dominicana mantenerse al tanto de lo que ocurre en su tierra.

Las manifestaciones en los pueblos, las huelgas de los médicos, la corrupción y las luchas partidarias son temas que alimentan las tertulias.

Sin embargo, los vástagos de esa vieja generación de inmigrantes vive ajena a estas penosas realidades.

Tanto el idioma como el estilo de vida aquí les impiden descifrar el contenido real de las preocupaciones, penurias y dificultades expresadas por sus progenitores.

El desarraigo es evidente.

Estos inmigrantes y sus generaciones son como marineros que abandonaron el barco que se hundía.

“Tengo treinta años aquí y veo que en Santo Domingo se viven los mismos problemas”.

La diáspora hace alusión a la falta de agua potable, energía eléctrica, fuente de empleo, medicina, transparencia, seguridad, limpieza, comida, plan de retiro y otros tantos elementos indispensables para vivir dignamente.

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