Los gatos persas son el equivalente al protagonista de la película. En otras palabras, se trata de una mascota tranquila y serena, que puede vivir felizmente en un apartamento. Es muy apegado a su amo, sociable, pacífico, nunca agresivo, dulce y muy afectuoso. Como si esto fuera poco, aparte de lo lindos que son, viven en perfecta armonía con otros gatos, perros y niños. A pesar de que para su equilibrio necesita una vida tranquila, soporta la soledad y sus maullidos son poco frecuentes y discretos. No en balde estos gatos fueron muy apreciados por la aristocracia europea. El persa, sin duda alguna, es la raza más famosa del mundo, y se sospecha que participó en la creación de las razas Sagrado de Birmania y British Shorthair.
El mantenimiento del pelaje es trabajoso. Es necesario desenredar el pelo todos los días, para que no se le formen nudos, aparte de bañarlos con regularidad. Sus ojos tienen a lagrimear con frecuencia, por lo que hay que mantenerlos limpios y que esto, junto al cepillado forme parte de su rutina diaria de belleza.