La razón de BAV

La razón de BAV

POR MARTHA PÉREZ
Mirando desde dentro y fuera esa «extraña cosa» en que se ha convertido el diario devenir para todos los que ocupan esta media isla que aún conserva, entre las pocas pertenencias inherentes que le han dejado, el nombre de República Dominicana, y que todavía a puros sacrificios honra una hermosa nacionalidad que con orgullo mantenemos en alto dondequiera que vamos, hace pensar que el derecho a la protesta es un recurso dejado a un lado para dar paso a un estado de paciencia y sumisión convertido en resignación.

Sin embargo, cuando miramos desde afuera y vemos y compartimos con la gente a todos los niveles, encontramos que existe una reacción justa de descontento y de desprecio con lo que ha sido la gestión del gobierno del presidente Hipólito Mejía, sobre todo los ultimos dos años; y con las ultimas «medidas» que se están tomando al vapor, que aunque parezcan necesarias y justas para quienes las sustentan, contrastan enormemente con el desvencijamiento que vive la sociedad dominicana, que hace tiempo demanda que los dominicanos seamos más exigentes a la hora de exigir nuestros derechos ante las instituciones públicas (civiles y militares) soportes del Estado, de un Estado que llamamos moderno.

Es por eso que le tomamos la palabra a don Bienvenido Alvarez-Vega en su artículo del lunes 2 del presente que titula «Los dominicanos deben protestar», en el que con sobrada razón, reconociendo las protestas que sectores de la salud, de residentes en barrios de clase alta y media en la provincia Santo Domingo y otras del interior del país realizan en favor de varias demandas sectoriales y generales, hace un llamado a los dominicanos a ser menos sumisos y a crear mas capacidad para el enfado cívico, para la indignación, ante diversas formas de incapacidad, maniobras e irresponsabilidad manifiestas por parte de instituciones y sus incumbentes que han venido enrareciendo el ambiente político, económico, social y cultural conviertiendolo en una extraña cosa que está resultando difícil de identificar para los dominicanos que desean revertir este desorden.

Don Bienvenido expresa en su razonable artículo que los dominicanos necesitan una mayor dosis de rebeldía ciudadana, de capacidad para el repudio, para la contestación, para el enfado cívico, para la indignación.

Sinembargo, creo que los dominicanos están llenos de rebeldía; de capacidad para el repudio; sienten ese enfado cívico y están muy indignados; ahora bien, lo que ha hecho falta ha sido manifestar esa rebeldía, expresar unánime y cívicamente su enfado e indignación, repudiando a gritos a los que en nombre del poder les niegan sus derechos. Por qué no lo hacen?. O mejor dicho, por qué no siguen haciendolo?

En primer lugar, porque cuando organizaciones populares y otros sectores sociales comenzaron las manifestaciones de protestas,  comenzaron las fórmulas de represión, que a su vez negaban un derecho; comenzaron las fórmulas mágicas de la indiferencia y la irresponsabilidad para esconder la incapacidad; y más adelante, cuando ya la incapacidad era evidente, se pretendía focalizar la responsabilidad de la difícil situación en el pasado gobierno del PLD.

En segundo lugar, porque haciendose tan evidente esa incapacidad que se llevó de paso la unidad interna del partido de gobierno, (PRD), que de alguna forma afectó la del Partido Reformista Social Cristiano; que rompió los parámetros económico, monetario y cambiario del país; entre otros aspectos negativos para el pueblo dominicano; y habiendose producido una respuesta electoral el pasado 16 de Mayo en consonancia con la indignación y el descontento generalizado frente a la calamitosa situación económica; la mayoría de los dominicanos, seguros de que nada les será resuelto ya, han preferido esperar con paciencia los pocos días que faltan para el cambio de gobierno y la suerte que el nuevo gobierno les echará. Todo el mundo cifra sus esperanza en que a partir del próximo día 16, la situación comenzará a cambiar; lo que se convierte en un gran reto para las nuevas autoridades, de quienes se espera en corto plazo una cosecha de los frutos cuya siembra no ha iniciado. Y a partir del 16, no faltarán entre los que hoy prestaron oidos sordos a las protestas, los que las inciten desde una oposición rígida, vengativa y oportunista pretendiendo -entre otras cosas- no quedarse solos en las páginas de la historia que narren las experiencias de un mal gobierno. «Los dominicanos deben protestar».

Aplaudimos junto con don Bienvenido Alvarez-Vega a todos los sectores que han sabido protestar cívicamente exigiendo el respeto a sus derechos. Y aplaudimos también al pueblo dominicano que -pese a los sinsabores padecidos en los ultimos tres años- ha sabido «tragar» su rebeldía y ser paciente en medio de la indignación, porque está dispuesto a defender el cambio que voluntaria y mayoritariamente ha decidido. De no haber sido así, con todo lo que se ha visto en este país, y todo lo que este pueblo ha sufrido; talvez algunos estuvieran diciendo: «Los dominicanos no deben protestar».

Publicaciones Relacionadas