La razón del poder

La razón del poder

Es difícil encontrar a un solo ser humano que no le guste el poder. Desde el Estado, las instituciones hasta el núcleo más sencillo donde se requiera dirección, siempre está presente la aspiración entre sus miembros de ser la cabeza.

¿A qué se debe este fenómeno?

 Puede ser por tres razones. Primero, ocurre ante la aspiración de lograr que las cosas funcionen bien.

Segundo, por una manifestación casi incontrolable del ego en el estado emocional de las personas. Y, finalmente, puede haber una combinación de las dos primeras. Pero lo más común es lo segundo.El líder del primer punto regularmente se caracteriza por valores sanos y por ser un tanto franco, transparente y no muy dado a la argucia.

Los dirigentes que se dejan dominar por el ego sienten una necesidad casi de supervivencia para ellos por el poder. La razón es que esto les da la sensación de que al tenerlo se sentirán completo.

Para ser felices les hace falta los elementos que son propios del poder, tales como los aplausos, la sensación de dominio, de control y del alto reconocimiento.

Cuando un individuo dominado por este estado emocional llega a la posición, comúnmente no hace muchas cosas porque simplemente lo que quería era sentirse realizado.

En lo adelante él hará sólo lo que sea necesario para lograr justificar la validación del puesto y nada más.La situación se torna peor cuando esta necesidad se torna ya en una obsesión.Cuando esto ocurre, el individuo se torna infeliz, pues dedica mucha energía  a esto. Llega al extremo de poner a un lado valores de la vida importantes para la felicidad.

Prueba de esto es que los líderes cuando no lo logran su objetivo, finalmente terminan en una depresión letal.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas