Hoy 
Una vez más la diplomacia dominicana sale ganando al ocupar los primeros planos en un evento internacional de Jefes de Estado, gracias a la magistral participación del Presidente Leonel Fernández en la recién clausurada Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, que el Grupo de Río auspició en Cancún, México. Su escogencia como coordinador de una comisión de dignatarios, junto a Luiz Inacio Lula Da Silva, de Brasil, y Felipe Calderón, de México, que se encargará de limar las asperezas entre los presidentes Álvaro Uribe, de Colombia, y Hugo Chávez, de Venezuela, constituye la reiteración de que la República Dominicana aboga por la paz, la solidaridad y el respeto mutuo entre los gobiernos del mundo globalizado de hoy, a través del diálogo y la concertación.
Los roles de portavoz, mediador y negociador de crisis regionales que le ha tocado desempeñar al Presidente Fernández, lo sitúan como el estadista que mejor ha proyectado a esta nación caribeña en el ámbito internacional. Joaquín Balaguer, político, escritor y orador extraordinario, fue una figura admirada debido a su innegable erudición en los contados cónclaves internacionales que intervino. Limitado por la rivalidad irreconciliable propia de la Guerra Fría, estas cumbres eran inexistentes durante el gobierno de siete meses de Juan Bosch, víctima de un golpe de Estado. Los presidentes Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía se circunscribieron prácticamente a los convencionalismos de la diplomacia internacional, sin grandes actuaciones, pero debemos recordar aquí al finado y querido doctor José Francisco Peña Gómez, el socialdemócrata líder histórico del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), quien abrió el camino hacia la internacionalización de nuestro país. Sus insuperables dotes oratorias y de políglota, gran cultura y el dominio de la situación internacional, le granjearon el reconocimiento del mundo.
Al presidente Fernández le ha tocado gobernar durante un desafiante mundo económica, cultural y tecnológicamente globalizado, época en la cual los encuentros de mandatarios son más frecuentes. Además, las crisis se suceden a una velocidad vertiginosa. Junto a Lula Da Silva y Calderón, el presidente Fernández encara en el conflicto Uribe-Chávez un hueso duro de roer. Ya él logró abrazar al propio Uribe y al Presidente Rafael Correa, de Ecuador, durante el grave incidente guerrillero en la frontera que destapó una grave crisis aún en vías de solución. Pero Leonel viene de jugar un brillante papel en el conflicto que suscitó el golpe militar de Honduras. Confiamos que en esta oportunidad también saldrá airoso. (EL AUTOR ES POLITICO Y DIPLOMATICO).
