La RD y la OEA (1 de 2)

La RD y la OEA (1 de 2)

JESÚS MARÍA HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
Con motivo de la reciente visita al país del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, sus declaraciones públicas y su conferencia en el recinto «Eduardo Latorre», que alberga la escuela diplomática de la chancillería, me motivó a indagar un poco cuál ha sido la relación histórica de esta organización y nuestro país. Creemos importante en este artículo primero dedicarles un par de líneas al nuevo secretario general y luego hacer un nuevo recuento del origen y el historial de la OEA hasta nuestros tiempos y sus relaciones con nuestro país.

Respecto al doctor Insulza diría que lo conocí siendo ministro de Relaciones Exteriores de su país, Chile; estuve presente cuando el entonces canciller Eduardo Latorre, por decisión del presidente Leonel Fernández, le impuso la máxima condecoración dominicana, la Orden de Duarte, Sánchez y Mella. He seguido su trayectoria política tanto como canciller, como de ministro de Gobernación y Vicepresidente de su país. En marzo de este año, unos 30 o 40 días antes de las elecciones de secretario general escribí un artículo en este mismo diario donde lo daba como ganador a la vez que decía que por su capacidad, su carácter, su profesionalidad, era la persona más indicada para darle un nuevo rumbo a la OEA, organismo este que por sus actuaciones no podemos considerar que ha sido muy exitoso; basta con referirnos a lo que dijo en su charla el secretario general de que en los últimos 7 años once gobiernos constitucionales de nuestra América Latina no han podido terminar su mandato y la actuación de la OEA en estos casos había sido «bastante tímida».

Debemos conocer primero la historia de este organismo para comprender mejor su actual situación y luego tratar las relaciones con nuestro país a través de sus 57 años de existencia.

El origen de la OEA pudiéramos verlo en el Congreso de Panamá; convocado por Bolívar en 1826, no fue muy exitoso pues apenas participaron unas 11 o 12 de las naciones iberoamericanas. Pero es un precedente válido.

Ya en el año 1889, en la primera Conferencia Panamericana se crea en Washington la Unión Internacional de Las Repúblicas Americanas y una Oficina Comercial de las Repúblicas Americanas.

A continuación se llevan a cabo ocho Conferencias Americanas desde 1890 a 1938 con una regularidad de 4 a 5 años entre ellas; en la IV en 1910 en Buenos Aires, Argentina, se redomina a la Unión de Las Repúblicas Americanas como Unión Panamericana.

Estas conferencias trataron temas de suma importancia para la región; de ahí salieron decisiones como el protocolo de no intervención, el derecho de asilo, el arbitraje obligatorio, la convención sobre funcionarios diplomáticos, el Código Bustamente, etc.

En 1936 en la Conferencia de Consolidación de La Paz en Buenos Aires, presidida por el canciller argentino Saavedra Lamas, premio Nóbel de la Paz, se trae el tema de crear una Liga o Asociación de Naciones Americanas sobre la base de proyectos presentados por nuestro país apoyados por Colombia.

Entramos así al año 1948, los años de la post-guerra, las Naciones Unidas comienzan a dar sus primeros pasos, el comunismo avanza en Europa, crisis de Berlín, la «guerra fría» comienza a calentarse, en nuestra región se reúnen nuestros cancilleres para aprobar el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas «Pacto De Bogotá» y crear la organización de Estados Americanos, OEA.

Días trágicos para Colombia; el carismático, líder popular y candidato presidencial del ala más progresista del partido liberal Eliézer Gaitán, es asesinado saliendo de una estación de radio; la reacción popular casi derroca al gobierno del Presidente Ospina Pérez durante este acontecimiento conocido en la historia como «el Bogotazo»; se enturbia la creación de nuestro organismo regional; las delegaciones oficiales fueron trasladadas a un hotel de máxima seguridad. Como dato anecdótico nos gustaría señalar que la delegación dominicana era presidida por el doctor Joaquín Balaguer y en la calles, confundiéndose con las masas levantadas un joven estudiante cubano participaba activamente en estos acontecimientos; su nombre: Fidel Castro Ruz.

También consideramos interesante señalar que en la delegación dominicana participaba un poeta contestatario, autor de «Yelidá» y «El 23 de febrero, la revolución más bella de América», Tomas Hernández Franco, primo hermano de mi padre, quien entusiasmado con el alzamiento y según oí de su boca siendo niño allá en Tamboril debajo de los samanes más hermosos del país, se unió a las masas, le entregaron un fusil y le disparaba a un cura que asomó en una esquina. El gobierno colombiano le ordenó salir del país.

Es en ese ambiente trágico que nace nuestro organismo regional que lleva ya cincuenta y siete años sin que pueda exhibir grandes triunfos. Es cierto que gracias a él tenemos programas importantes en Educación, Salud, Agricultura, Combate a la Corrupción y al Terrorismo, la lucha contra las Drogas, el fortalecimiento a de los Derechos Humanos, la Carta Democrática y ahora la memoria institucional de la cumbre de las Américas, etc.

Reconocemos que ha habido avances pero creemos que aún no ha llenado las expectativas para la cual fue creada.

De la Carta de la OEA vamos a referirnos solamente a sus órganos principales, pues no tenemos espacio para referirnos a todos y como el motivo principal de este artículo es la relación histórica con nuestro país solamente señalaremos que el órgano principal es la asamblea general, se reúne todos los años regularmente, y puede en determinados casos tener reuniones extraordinarias; la reunión de consulta es convocada cuando hay problemas urgentes y de interés común; el consejo permanente compuesto por los delegados nacionales en su sede en Washington, Estados Unidos y la secretaría general y la secretaria general adjunta electas ambas por cinco años con una reelección permitida.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas