La realidad de la escuela dominicana

La realidad de la escuela dominicana

Con el auspicio de la UNESCO, el Laboratorio Latinoamericano de la Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) realizó una investigación que abarcó el período 2004-2008 acerca de las cualidades de los servicios de educación que se prestan en los países de la América española. Dicho escrutinio se centró en la medición de las competencias de los alumnos del tercero y sexto grados del nivel básico, en matemáticas y escritura los primeros, y en ciencia los segundos.

De acuerdo con los resultados de la evaluación de la LLECE, Cuba es el país de la región que ofrece los mejores servicios de educación, seguido de Argentina, Uruguay, Chile y Costa Rica. En tanto que la República Dominicana aparece debajo de la media. Era de esperarse que fuera así, tomando en cuenta que la escuela dominicana es la peor financiada de la América española.

¿Los resultados de las evaluaciones de la LLECE indican que el sistema dominicano de instrucción pública exhibe progreso alguno, y que los servicios de educación que prestamos son de menos calidad que los que aquí prestaban años atrás?

No. La escuela dominicana ha mejorado bastante en las últimas dos décadas. Hoy disponemos de más y mejores escuelas, muchas de ellas equipadas con instrumentos tecnológicos de última generación. Tanto en la Secretaría de Educación como las regionales laboran técnicos de alta calificación. Una mayoría de maestros posee formación universitaria y grados de especialización. Pero, para corregir las debilidades del sistema y potenciar sus fortalezas, hasta colocarnos en los primeros lugares de los estándares internacionales, necesitamos de mayores inversiones en el sector. Nadie en su sano juicio puede esperar que el país de menos inversiones en educación sea, al mismo tiempo, en que disponga del más eficiente sistema de instrucción pública.

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