La realística,  ciencia para la mujer

La realística,  ciencia para la mujer

POR MARIVELL CONTRERAS
Ay Marga. La realística. Sí la ciencia de nuestras mujeres. Una cosa es la que anhelamos y otra la que tenemos. Una cosa es por la luchamos y otra la que el resultado de nuestro esfuerzo nos puede dar.

Aunque siempre que hablábamos de esta ciencia que nos inventamos, lo hacíamos muertas de la risa. La vida nos ha enseñado que en realidad el camino al aprendizaje es como un aljibe, pero de lágrimas femeninas.

Soñamos desde que nacemos con cosas irreales sin tomar en cuenta la realística; la verdad tras el muro. La realidad tras la máscara. La gran mascarada en fin que es la vida.

Todas desenfocadas. Tan mal puestas, tan creídas, tan consentidas, tan ajenas, tan alertas, tan cercanas, tan lejanas, amables, ariscas, sencillas, humildes, tolerantes, controladoras, solidarias en fin todas esas cosas que creemos no ser y que los otros están seguros de que somos.

Esas mismas cosas que vemos en las demás y que nos dan motivos para comentar y hasta para reírnos, seguras de que no tiene nada que ver con nosotras.

¿Cómo someternos nosotras mismas a la vara infame de la honestidad, o sea, de la realística?

Siempre supimos que no íbamos a encontrar esta palabra en ningún diccionario, ni la expresión completa en un libro de química, física, sicología o sociología; pero también sabíamos que la explicación a todos nuestros problemas –como mujeres– están basados en que no tenemos la capacidad para distinguir entre lo que queremos sea y lo que es.

En fin, Marga, la realística. La misma que te ha sembrado de lleno en ese apartamento florecido con tus hijos y ahora abonado por la deseable eternidad de tu Margot madre y abuela adusta de rostro y con alma rebozada de ternura.

La misma ciencia que se nos ha llevado a Carolina lejos de su casa, sus amigos y su público.

La que me encamina continuamente a los míos. A ustedes los que me sostienen aún antes de caer, a veces sin siquiera enterarse.

Muchas veces celebramos juntas las pequeñas alegrías y las continuas derrota cotidianas sin reparar en esta ciencia tonta a la que le dimos forma una noche de bohemia en el Barconcito de Mamá Mery y a la que no siempre hacemos caso.

Si tuviera que explicar a los distinguidos miembros de la Real Academia de la Lengua Española el significado de esta nueva palabra le diría más o menos esto: Realística: Dícese de lo que está más allá de lo real. Ciencia que niega los sueños y que siembra los pies sobre la tierra.

Otra acepción sería: Invento femenino. Humor negro caribeño. Ciencia de lo real, de la que, como el creador de Frankenstain, nos debemos cuidar.

Para diferenciarlo del realismo tendríamos que agregar que la realística es la ciencia de lo que no se quiere ver.

Afilamos cuchillos para nuestras gargantas ¿o la condena era real antes que la percibiéramos?

www.marivellcontreras.com

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