La rebelión de los convictos

La rebelión de los convictos

HAMLET HERMANN
El pasado lunes 18 de septiembre de 2006 tuvo lugar un intento de paralizar el transporte en los más importantes centros urbanos del país. Patrocinaron esta rebelión los propietarios de vehículos de carga y de pasajeros agrupados en CONATRA y en FENATRADO. ¿El motivo? Que no estaban conformes con la sentencia emitida por la Cámara Penal de la Corte de Apelación de Santo Domingo contra sus principales dirigentes. Debe recordarse que esta sentencia ratificaba otra decisión judicial emanada de la Quinta Sala Penal del Distrito Nacional.

En otras palabras, esos dirigentes del transporte han sido condenados por desfalco en dos instancias del sistema judicial dominicano luego de extensos juicios orales, públicos y contradictorios. Pero los convictos no están de acuerdo con ese tipo de justicia y por eso se rebelan.

Tal como reflejaron los medios de comunicación, aquel día miles de personas quedaron varadas por la falta de transporte público así como porque los transportistas utilizaron sus vehículos para obstaculizar la libre circulación. Poco demoró entonces el inicio de la violencia. Otra forma que utilizaron los de FENATRADO y CONATRA fue la de agredir a los vehículos que osaron llevar pasajeros mientras ellos se hacían dueños de los puntos estratégicos de las ciudades dominicanas. El orden público había sido alterado ese lunes como pocas veces se ha visto en la historia de este país. Sin embargo, cuando ese día los transportistas dieron por terminada su demostración de violencia, fuerza y de claro desafío al gobierno central y al poder judicial, ninguno de los personajes que cometieron agresiones y actos de violencia fue detenido ni sometido a la acción de la justicia.

¿El gobierno? Bien gracias. Los funcionarios vinculados al orden público hicieron “mutis por el foro” como si esa rebelión de los convictos hubiera tenido lugar en Tailandia. Y prefirieron refugiarse en sus despachos y evadir ese tema con la prensa. Evidentemente, CONATRA y FENATRADO habían llevado las apuestas hasta niveles que el gobierno central no pudo equiparar. La victoria aparente había sido para los transportistas quienes quedaron convencidos de que ellos eran los poderosos y el gobierno central era “culelé” Ante ese resultado, el presidente de FENATRADO proclamaba al otro día por televisión: “No voy a ir a la cárcel condenado inocentemente (sic) sin tirar un tiro. Las armas mías son los camiones, son mis tanques de guerra y metralletas.” La prepotencia y el envalentonamiento producto del relativo éxito eran evidentes. De inmediato, esos grupos convocaron para hoy lunes 25 de Septiembre de 2006 más movilizaciones que, según sus declaraciones, van a ser más demostrativas de su poder que la de la semana pasada, ¿De dónde sale tanta prepotencia? ¿Será que los Generales, Coroneles y funcionarios gubernamentales, propietarios de camiones, cabezotes y patanas afiliadas a FENATRADO son capaces de garantizar la impunidad por cualquier acción violenta que cometan? ¿Será que se sienten tan poderosos como para enfrentar y vencer al poder empresarial del país gracias a sus asociados políticos? ¿O será que consideran a este gobierno como “culelé” que no tiene valor para enfrentarlos?

Definitivamente, el gobierno que preside el doctor Leonel Fernández no puede permitir que los camioneros se apoderen de las calles, aún cuando algunos hayan colaborado con su campaña presidencial. El país necesita que haya un gobierno nacional, sin zonas excepcionales para propietarios de camiones condenados ante los tribunales de justicia. No se les puede permitir que a fuerza de chantaje sean capaces de revertir las condenas de tribunales de primera y segunda instancias. Nadie puede haber olvidado que esas mismas organizaciones fueron las que a punta de pistola trataron de impedir hace poco tiempo que los comerciantes e industriales trasladaran sus mercancías en vehículos propios. A las malas y al precio que les diera la gana había que contratar a los de la “cosa nuestra” para poder transitar por las carreteras dominicanas.

El gobierno del Partido de la Liberación Dominicana tiene que evitar la reiteración de la política del reenvío y la posposición que tanto parece gustarle. Esta crisis hay que solucionarla sin demora a menos que se busque agudizar el problema. Y no puede ser a través de una comisión que investigue las sentencias judiciales o con la celebración de un seminario con expertos internacionales. Estamos ante dos graves problemas: uno el del absoluto respeto que debe existir a las sentencias del Poder Judicial en todas sus instancias; el otro, el de que el orden público debe y tiene que ser mantenido a toda costa. Evadir las responsabilidades de orden público para no enfrentar a FENATRADO y a CONATRA los envalentonaría más de lo que están ahora. Y al resto de nosotros podría llevarnos a pensar que este es un gobierno “culelé”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas