El Gobierno prevé un importante aumento de los ingresos fiscales en 2018. La DGII proyecta recaudar RD$426,835.1 millones, lo que supone RD$40,653.1 millones más, aumento de dos dígitos (10.5%) montado sobre la recaudación acumulada (RD$386,182 millones) de 2017, que tuvo un grado de ejecución de presupuesto superior al 100%.
La sobresaliente remontada de RD$2,800 millones, un 26% sobre la meta que a principios de 2017 se veía como apuesta arriesgada, se produjo dentro de un sistema tributario cargado de agujeros, basta indicar que por exenciones y deducciones se escapa el 60.8% de lo que se recauda. La agencia fiscal lo atribuyó al mayor número de contribuyentes, más cobro a hoteles «todo incluido», de deudas tributarias, menos burocracia para pagar impuestos y al combate del fraude.
La recaudación de 2018 dependerá de los siguientes factores, además de medidas concretas contra el fraude y la evasión de impuestos, sabiendo que amplia es la brecha entre recaudación potencial del ITBIS e Impuesto Sobre la Renta y lo que realmente ingresa.
Uno, del crecimiento del PIB que se ha proyectado sobre 5%, marca que no es psicológica ni algo simbólico, es un requisito para crear plazas de trabajo. Deberá lograrse gracias a la inversión privada y al consumo de las familias, con la condición de que el gasto público de capital no imite el comportamiento en los primeros tres trimestres del pasado año, cuando se desplomo en RD$450 millones, comparado con enero-septiembre 2016, frenando bruscamente las actividades económicas,
Dos, del consumo de combustibles. El aumento de precio ralentiza el crecimiento del consumo, la recaudación y el PIB. Aclaro, la mejora en ingreso por ad-valorem no compensa la baja en el impuesto fijo de los combustibles. Preocupa que por recortes de oferta y aumento de la demanda mundial, notable fue la subida del West Texas, casi un 50%, desde 44.82 dólares en junio 2016 a 66.87 dólares el 29 de diciembre 2017. Proyectándose por encima de 65 dólares, lo que implicaría pagar por los combustibles un precio medio de 55 dólares, gastando el país adicionalmente US$380 millones, comparado con el precio medio (49.20 dólares) en el presupuesto.
Tres, de lo que suceda con varias tormentas que se vislumbran en el horizonte. Veamos. La andanada verbal de Trump, tienen el potencial para generar crisis geopolítica, reducción de corriente migratoria, comercio y producto.
La rebaja fiscal (beneficia a Trump) de 35% a 21%, para que las empresas repatríen capitales hacia Estados Unidos, podría causar recesión en América Latina. La historia, que no termina ni se repite, nos cuenta que fueron las consecuencias perniciosas de la enorme rebaja impositiva de Reagan en la década de los ochenta.
La política monetaria mundial. Dejará de ser motor del crecimiento para poco a poco recuperar la neutralidad. Por lo pronto, sin repunte de la inflación, a final de mes la Reserva Federal encarecerá el dinero, el primero de tres programados, y en septiembre el Banco Central Europeo terminará con su política de flexibilidad monetaria. A propósito, nadie debe esperar que los bancos centrales de América Latina y de República Dominicana actúen diferente.
Es suma, contagio de crisis externas, más que factores internos, podrían restar décimas al crecimiento al PIB y la recaudación fiscal en 2018.