La recesión y la prensa en la nación

La recesión y la prensa en la nación

Atrapados en el trance de la gran crisis recesionaria, un hecho ni impredecible ni accidental, catastrófico para la gran población; dentro de la que desguarecidos  vamos en el barquito del papel de la Isla, donde Haití antes ya había colapsado y venía  haciendo sobrepeso en este lado en el que el modelo dependiente que se nos asignó se desploma por sí mismo.

Dado que la corresponsabilidad política del gobierno y los partidos con tal hecho hace que guarden silencio o vendan fantasías sobre los efectos de ésta en la vida, economía y política con la que nos comprometieron; como último recurso, pedimos a quienes tienen la capacidad de hacerlo – los medios de comunicación – que a pesar de los amparos coyunturales de los primeros a sus empresas, con menos complacencia les pidan a éstos cuentas, orienten al país y cuestionen la responsabilidad de los gobernantes locales y de los organismos internacionales por esta recesión que tan gravemente afectará nuestro devenir.

Continuar los medios con los acomodamientos a esas políticas los desacredita como instituciones, igual que a los reporteros que cubren esas fuentes de información y otras, siendo sospechosos de mal manejarlas por recibir favores y prebendas.

Ante esta situación  el país merece de los directores, ejecutivos, periodistas y propietarios, que saben más que los funcionarios de lo que se trata, que en vez de ser sus repetidores marquen pautas originales e independientes.

Más redituable para sus propios negocios, es invertir en una línea editorial a tono con la situación y en especialistas idóneos para asumir líneas, prevenir actos, causas y consecuencias o, al menos, sugerir austerización en vez del derroche de consumismo insostenible vigente.

Si la prensa quiere crecer tiene que representar el interés y la razón pública, empoderarse de la gobernabilidad con la autoridad moral de la que carecen partidos e instituciones gobernantes.

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