La recomendación de Pablo

La recomendación de Pablo

Corinto era una ciudad ubicada en una franja de tierra que unía la Grecia continental con la península del Sur. Eso le permitía tener uno de los puertos principales de toda la región. Se destacaba, además, por su gran riqueza.

A este lugar llegó el apóstol Pablo predicando el evangelio de Cristo.
Tras establecer allí una iglesia y haber estado trabajando entre los creyentes, él se marchó. Al cabo de un tiempo recibió noticia a través de una familia acerca de la condición de la congregación.

El informe le indicaba que había problemas de división entre los hermanos, problemas en la liturgia y, sobre todo, problemas de carácter moral muy serio.

Entre los fieles estaba uno hermano que vivía con la esposa de su padre.
Frente a esta situación, Pablo decidió escribir dos cartas en las que da recomendaciones sobre estos aspectos y sobre el matrimonio.
El apóstol presentó dos alternativas bien claras.
“En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido (I corintios 7:1-2). Les recomendó que la separación momentánea de la pareja debiera ser sólo para asuntos sagrados y en mutuo consentimiento.

“Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
“Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando” (7:7-8).

Claramente establece que la condición de celibato por imposición hace más mal que bien dentro de la iglesia.

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